Ten El Suficiente Interés Como Para Confrontarte
«hablad verdad…» (efesios 4:25b)
Aunque se haga con amor, decir la verdad puede crear tensiones. Es por eso que haremos cualquier cosa para evitar enfrentamientos. Y por la misma razón se marchitan nuestras relaciones. Seguir el camino más fácil hace que los ríos (y las personas) pierdan su cauce porque: (a) los problemas siempre vuelven; (b) sin rectificación, la situación empeora; (c) las decepciones infectan las relaciones; (d) el enojo oculto conduce a la amargura y (e) nuestro amor se enfría.
Evitar la confrontación significa ignorar las herramientas que Dios nos ha dado para restaurar la armonía. «La paz a cualquier precio» es una táctica de Satanás. Cada vez que tengas el suficiente interés como para confrontar a alguien, él te susurrará: «¿Para qué molestarse? Solamente te causará problemas. Se arreglará por sí solo». Si prestas atención a las mentiras de Satanás, con toda seguridad destrozarás vuestra relación. La Biblia dice: «… si tu hermano peca…, ve y repréndelo estando tú y él solos…» (Mateo 18:15). Esto puede significar que tengas que decir: «Te quiero mucho, y por eso no puedo quedarme con los brazos cruzados viendo que trabajas tanto que te estás matando», o «Estás arruinando tu salud por falta de ejercicio y por comer mal», o «Te conformas con demasiado poco», o «Nuestra amistad me importa demasiado como para echarla a perder». Decir la verdad con amor significa arriesgarse. Esto requiere dos convicciones fundamentales. Una: Que la honestidad es más importante que evitar conflictos. Dos: Que el bien para la otra persona es más trascendental que su nivel de comodidad. El motivo por el cual Pablo dice: «hablad verdad…» (Efesios 4:25b) es porque cualquier otra forma de acercamiento destruye las relaciones. Así que, ¿hay alguien con quién necesitas hablar hoy? Si eso es el caso, ora, ¡y hazlo!
«…si tu hermano peca…, …repréndelo estando tú y él solos…» (mateo 18:15)
Resolver nuestras diferencias precisa de algunas reglas básicas:
(1) Aclarar la situación.
Haz una valoración clara (y en oración) de cómo ves las cosas: ¿Es una «montaña» o un «montoncito», pasajero o permanente, evitable o inevitable?
(2) Mejorar tu actitud.
Jesús dijo: «…saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano» (Mateo 7:5). Somete tus pensamientos a Dios y obtén su consejo. Cuando estás enfadado y en plan crítico, es fácil hacer estragos, y este tipo de actitud no aporta nada para restaurar la paz.
(3) Pensar detenidamente cuándo y dónde vas a hablar sobre el asunto.
Asegúrate de que sea en privado, y cuando ninguno de los dos esté cansado o tenga prisa. Por ejemplo, si estás casado con un aficionado al fútbol, no intentes mantener una conversación importante durante la final de la Copa Mundial.
(4) Confirma tu compromiso en la relación.
Deja que la persona sepa desde el principio -y de tú a tú- que la valoras mucho, que no le estás dando un ultimátum y que sólo quieres que la situación mejore.
(5) Promover el diálogo.
Evita frases tendenciosas como: «Tú siempre…», o «Tú nunca….» Cuando digas algo importante, detente y pregúntate: «¿Es correcta la información que tengo, o se me olvida algo?».
Seamos realistas, algunas confrontaciones terminan en una separación permanente… Por eso, Pablo dijo: «Si es posible…, estad en paz con todos los hombres» (Romanos 12:18). Pero muchos de nosotros abandonamos el «barco» cuando las cosas se empiezan a poner feas. Las relaciones son valiosas y tardan años en construirlas. Es por eso que ¡el amor verdadero aguanta y se manifiesta a través de los conflictos!
¿Te gustó este artículo?
Suscríbete a nuestro canal de YouTube para ver videos sobre temas bíblicos.
Visita nuestros cursos bíblicos.
Se miembro de nuestro ministerio y obten todos los recursos.