¿Estás Pensando En «Tomar Un Atajo» En Tu Vida Cristiana?

SÉ EJEMPLO DE LOS CREYENTES «EN CONDUCTA» (1 Timoteo 4.12)

La escritora Kathryn Lay aprendió algo sobre la honradez mientras estaba de vacaciones en Texas. Su esposo y ella se encontraban comiendo en un restaurante cuando entró una señora, les dio un billete de un dólar y dijo: Lo siento, me equivoqué en el cambio antes. Al darse cuenta de que era la dependienta de una tienda donde habían entrado antes, Lay le preguntó: ¿Cómo sabías que estábamos aquí? Con gran sorpresa se enteró que la dependienta había ido de tienda en tienda buscándolos. Pero Lay también nos habla de otro hombre que devolvió el televisor que había comprado y le rembolsaron el dinero. Más tarde, cuando vio que también le habían devuelto dinero en su Visa, se quedó callado.

Lay escribe: ¿Quiere Dios que seamos sólo un poquito honrados, sólo en determinadas ocasiones o cuando alguien nos está viendo? ¿Cuánta falta de honradez es demasiada falta de honradez? A veces, yo soy la única persona que sabe si estoy siendo honrada o no. ¿Me guardo el cambio equivocado, hago trampa en la declaración de mis gastos, me callo sobre algo que me han reembolsado dos veces? ¿Digo a mi hija que una «mentira piadosa» sigue siendo una mentira pero luego le digo al policía que me paró por ir demasiado rápido que se me bloqueó el acelerador? ¿Desde cuándo la honradez es «una especie en peligro de extinción»? En algún lugar hay un hombre que está orgulloso de haber engañado a la tienda y haberse ganado 700 dólares. Probablemente bromee de ello con todo el mundo, y se lo diga a su hija. Y en algún lugar de Texas hay una mujer realmente honrada, cuya historia me complace compartir con mi hija.

El escritor ruso Dostoievski dijo: «Cuando mentimos, nos perdemos el respeto a nosotros mismos y a los demás. Y cuando no tenemos respeto por nadie, acabamos entregándonos a nuestros impulsos y satisfaciendo nuestras pasiones más bajas». Por consiguiente, «Sé ejemplo de los creyentes» en conducta. (1 Timoteo 4.12).

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SÉ EJEMPLO DE LOS CREYENTES «EN CONDUCTA» (1 Timoteo 4.12)

En 1994 el jugador de golf Davis Love III se penalizó a sí mismo con un golpe durante la segunda vuelta del Abierto de Golf Western. Movió su ficha marcadora para que no interfiriera con la línea de putting del otro jugador, y luego no se acordaba bien si había puesto la bola en el lugar exacto donde estaba al principio. Al dudarlo, se penalizó con un golpe y eso hizo que no pasara a la siguiente ronda. Fue eliminado del torneo (lo irónico del caso es que si hubiera pasado a la siguiente ronda, aunque hubiera acabado en el último lugar, habría ganado dos mil dólares esa semana). Al final del año a Love le faltaban 590 dólares para clasificarse de forma automática para el Masters y tuvo que ganar otro torneo para poder participar en la competición de golf más prestigiosa. Afortunadamente, la historia tiene un final feliz. La semana antes del gran campeonato, se clasificó al ganar un torneo en Nueva Orleans y luego ganó 237.600 dólares al acabar segundo en el Masters de 1995. Poco después, cuando le preguntaron a Love cómo se habría sentido si no hubiera podido participar en el Masters a causa de la penalización que se impuso, éste contestó: La verdadera cuestión es cómo me habría sentido si hubiera ganado, pero pasado el resto de mi vida dudando de si había hecho trampa.

Es más fácil guardar tu integridad que tratar de recuperarla. Pablo le instruyó a Tito: «Preséntate tú en todo como ejemplo de buenas obra» mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence y no tenga nada malo que decir… (Tito 2: 7-8) Tal vez te cueste hacer lo correcto, pero te va a costar mucho más si abandonas tus principios y no haces lo que está bien.