¿Qué Hago Si Mi Esposo(a) NO Es Cristiano(a)?
SI UNA MUJER TIENE MARIDO QUE NO ES CREYENTE (1 Corintios 7:13)
Vivir con un cónyuge no creyente es a la vez una prueba y una oportunidad. Es una prueba porque los creyentes y los no creyentes ven la vida de forma diferente. Y es una oportunidad porque Dios puede usarte para acortar las distancias y ganarlos para Cristo. Pero para que eso suceda, tienes que comprometerte a hacer dos cosas.
Primero: Haz lo que esté a tu alcance para llegar a la meta de que sean salvos.
Segundo: trabaja en tu propio crecimiento mediante el amor que les brindas y la forma en que vives con ellos.
Cuando hayas hecho esas dos cosas, estarás listo para los siguientes consejos prácticos. No pierdas de vista las limitaciones espirituales del no creyente. «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17).
Solamente podrán ser «una nueva criatura» cuando estén «en Cristo». Sólo así podrán hacer que «pasen las cosas viejas». Lo viejo prevalecerá hasta que reciban lo nuevo. «Lo que nace de la carne, carne es; y lo que nace del Espíritu, espíritu es» (Juan 3:6).
Recuerda que el no creyente sufre de defectos espirituales de nacimiento que no podrán corregirse hasta que se produzca el otro nuevo nacimiento. «Los designios de la carne son enemistad contra Dios, porque no se sujetan a la Ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios» (Romanos 8:7-8).
¿Qué debe hacer un cristiano si él o ella está casado con un incrédulo?
Si no aman la Palabra de Dios, asistir a la iglesia ni orar como tú, es porque están controlados por la carne y «no son capaces» de hacerlo. De modo que ten expectativas realistas. Recuerda cómo eras tú antes de conocer a Cristo. Sé paciente, cariñoso y considerado mientras esperas que Dios haga Su obra en ellos.
SI UNA MUJER TIENE MARIDO QUE NO ES CREYENTE (1 Corintios 7:13)
No te sorprendas cuando encuentres oposición. «Creo que mi esposo me amaba más antes de ser cristiana e ir a la iglesia», se quejaba una mujer a su pastor. Éste le recordó que la guerra espiritual es parte de la vida cristiana, y que los creyentes y los no creyentes están en dos bandos opuestos, así que no debería sorprenderse.
Jesús trazó una línea divisoria: «El que no está conmigo, está contra mí» (Mateo 12:30). ¡Palabras duras! En este conflicto no se puede ser neutral, o estamos en un lado o estamos en otro.
Jesús dijo: «Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os odia… todo esto os harán por causa de mi nombre, porque no conocen al que me ha enviado» (Juan 15:19-21).
No recibas la oposición como algo personal; nada tiene que ver contigo, sino con Su Nombre. No eres tú, sino Jesús, el blanco del enemigo, y Él sabe bien cómo enfrentar la crítica. Te preguntarás: ¿Qué debo hacer entonces cuando soy criticado o malinterpretado?.
¿qué hacer cuando uno de los cónyuges no es creyente?
Intenta no tomártelo como ofensa personal, a fin de que puedas así amar a la persona y demostrar una actitud que ayude el ganarla para Cristo. «Bendecid a los que os persiguen». No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal (véase Romanos 12:14-21). Ésa es la estrategia ganadora de Cristo, ¡pruébala!.
SI UNA MUJER TIENE MARIDO QUE NO ES CREYENTE?? (1 Corintios 7:13)
Acepta a tu cónyuge tal como es. No le pongas condiciones al amor «como hizo Dios contigo». Pero Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo (Romanos 5:8-10). Ámalo sin condiciones. Eso significa, primero: aceptarlos sin criticarlos. «No juzguéis, para que no seáis juzgados, porque con la medida con que medís se os medirá (Mateo 7:1-2).
La crítica siempre provoca el que la persona se cierre a las cosas espirituales. Por el contrario, busca cualidades en él o ella dignas de alabar y eso hará más fácil que se abra. Segundo: acéptalos sin compararlos. «Ojalá fueras como Tomás. Él y Lucía van a la iglesia juntos todos los domingos y su matrimonio es fantástico». Al hacer eso, ¡estás comparando manzanas con naranjas! Lo que él va a entender es que no es tan buen marido como Tomás y acabará odiando al tal Tomás, la iglesia y todo con lo que lo compares. Acéptalo tal como es. Tercero: Acéptalo aunque no cambie. A nadie le gusta que le exijan que cambie, pero a menudo cambiamos si sabemos que nos aceptan como somos.
¿Que Hacer Cuando Su Marido No Es Creyente?
La transformación es obra del Espíritu Santo, no tuya, el cual «convencerá al mundo de pecado, de justicia» (Juan 16:8). Deja que el Espíritu de Dios te cambie a ti primero. Por lo general, el comportamiento de nuestro cónyuge es reflejo del nuestro propio. Cuando cambias tú, tu cónyuge responderá ante una persona diferente y estará más dispuesto a cambiar voluntariamente. Sigue el modelo de Dios: Primero, acepta; luego, reconcilia; por último, cambia a las personas. «Cristo» a su tiempo murió por los impíos (Romanos 5:6). ¿No te das cuenta de que eso dio resultados contigo?.
SI UNA MUJER TIENE MARIDO QUE NO ES CREYENTE (1 Corintios 7:13)
La esposa sabia escucha a Dios. Cuando sabes cosas acerca de Él y de su Palabra que tu cónyuge desconoce, es difícil resistir la tentación de «demostrar tus conocimientos». Sin embargo, Dios quiere que domines el arte de controlarte. Veamos dos principios bíblicos que te ayudarán a guiar a tu esposo, y no a empujarlo, para que se acerque a Dios.
Primero, el principio del sometimiento: «Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, para que también los que no creen a la palabra sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas» (1 Pedro 3:1).
Someterse a las necesidades de otros es algo que le cuesta mucho a nuestro orgullo, sobre todo si sabemos que tenemos razón de acuerdo a las Escrituras. Sin embargo, si antepones tu necesidad de «tener razón», eso menoscabará las esperanzas de que tu cónyuge se salve. La palabra del versículo anterior «asimismo», se refiere a 1 Pedro 2:21-25 donde se dice que Jesús se sometió a la injusticia para salvarnos. Someterse es parecerse a Cristo; es también el mejor modo de dejar a Dios campo libre para que opere en tu cónyuge.
Segundo, el principio del silencio: «Sean ganados sin palabra» (1 Pedro 3:5).
¿QUÉ HACER, MI PAREJA NO ES CREYENTE?
Para proteger tu matrimonio y salvar a tu esposo, Dios te exime de la responsabilidad de ser su portavoz. Por muy sincera que seas, «no le prediques». Eso incluye dejar Biblias, libros de temas espirituales y CDS cristianos en lugares estratégicos para que los vea. Si lo haces, se desentenderá de ti aún más. ¿Cómo va, entonces, a recibir el mensaje?, te preguntas. Pues «por la conducta de sus esposas» un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios (1 Pedro 3:1-4). ¡Inténtalo con los métodos de Dios!.
El esposo sabio escucha a Dios: «Maridos» vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer. como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo (1 Pedro 3:7). En este versículo, la palabra original en griego para «sabiamente» da la idea de buscar, investigar e indagar, todos ellos verbos de acción. Como esposo, debes esforzarte por entender a tu esposa. Eso significa evitar tres cosas: ser pasivo, presuntuoso e insistente.
No hay mejor aliciente para hacer que abramos el corazón que el sentirnos apreciados y comprendidos por las personas que amamos y valoramos. Al comportarte así, le demostrarás tu afirmación, lo cual tu esposa valora más que la información. Para la esposa no creyente, tener un marido comprensivo es la mejor herramienta de parte de Dios. De modo que no te salgas de tus casillas cuando surjan problemas; mantén la calma y maneja la situación con amor y gracia.
Pon en práctica tu «dominio propio» (2 Timoteo 1:7) para discernir sus necesidades y el origen de su comportamiento. Pregúntate: ¿Le incomodan la iglesia y mis amigos cristianos porque les doy la preeminencia? Proponte en serio aprender a satisfacer sus necesidades. «Dale honor» (véase 1 Pedro 3:7). Si ella siente que no le estás dando suficiente importancia o que la has descuidado, tus palabras caerán en oídos sordos. Ámala y te escuchará.
SI UNA MUJER TIENE MARIDO QUE NO ES CREYENTE?? (1 Corintios 7:13)
Coloca sus necesidades por delante de las tuyas; reconoce el valor que ella representa para ti, recuerda su vulnerabilidad femenina y trata con ella con delicadeza. Sigue las instrucciones de Dios con confianza, fidelidad y paciencia «para que [tus] oraciones no tengan estorbo» (1 Pedro 3:7). Si descuidas lo anterior, estarás orando en vano. En resumidas cuentas, haz lo que esté de tu parte, ora con fe ¡y deja que Dios haga la suya!.
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