LA INTEGRIDAD GUÍA A LOS RECTOS (Proverbios 11:3)

¿Cómo Procurar La Integridad y No La Popularidad?

José no cedió ante el acoso de Potifar, no porque pensara que no iba a salir impune de ello, sino porque sabía que no podría vivir con su conciencia si lo hacía.

Ted Engstrom escribe: El mundo necesita personas que no pueden ser compradas, cuya palabra es sagrada, que anteponen el carácter a las riquezas, que poseen opiniones y voluntad, que no están apegados a su posición, que no dudan en arriesgarse, que no pierden su individualidad dentro de la multitud, que son honradas tanto en las cosas pequeñas como en las grandes, que no transigen con lo malo, cuyas ambiciones no se limitan a sus propios deseos egoístas, que no aceptan hacer algo sólo porque «todos lo hacen», que son fieles a sus amigos en las duras y en las maduras, que no creen que la astucia, la malicia y la dureza de corazón sean las mejores cualidades para triunfar, que no tienen miedo a manifestarse abiertamente por sus convicciones, aun cuando éstas no sean populares, que dicen un claro «no» aunque el resto del mundo diga «sí».

El psiquiatra Leo Randall expone cómo la integridad fue menoscabada en la relación entre el antiguo presidente Nixon y algunos de las personas de su círculo más íntimo en el escándalo de Watergate.

Cita una conversación entre el senador Howard Baker y el ayudante de Nixon Herbert Porter.

Baker: ¿Tuviste alguna vez reparos por lo que estabas haciendo? Porter: «No». Baker: ¿Por qué no? Porter: La presión del grupo. Temía que me acusaran de no trabajar bien en equipo. En cuanto a ti, ¡procura la integridad, no la popularidad!