NO HE VISTO JUSTO DESAMPARADO (Salmo 37:25)

¿Que Hacer Cuando Tienes Problemas De Dinero Según La Biblia?

Para muchos que han perdido sus trabajos o que no ganan lo suficiente para vivir, las deudas se han convertido en la dura realidad. Tanto es así que hasta les da temor pensar en su situación. No obstante, la respuesta no es esconder la cabeza en la arena. Con la ayuda de Dios y unas sugerencias de sentido común, puedes avanzar hacia la libertad financiera.

Un consultor de renombre ofrece estas tres sugerencias:

1) Reconoce la verdad de la situación.

Antes de cambiar nada, debes saber adónde va tu dinero. No hay de qué avergonzarse; es como el alcohólico, que para dominar su vicio tiene primero que admitir su problema.

Anota con todo detalle durante 30 días en qué gastas el dinero. Poco a poco, los pequeños gastos se van sumando, como esas zorras pequeñas que destruyen las viñas (Cantares 2:15).

Si contemplas el panorama en su totalidad, te darás cuenta de que hay áreas en las que puedes reducir gastos.

2) Aprende de tus experiencias pasadas.

Si no aprendes del pasado, seguirás cometiendo los mismos errores. Por ejemplo, si de niño no te dieron muchos regalos de Navidad, te sentirás tentado a exagerar en lo que les das a tus hijos para compensar tus carencias, y con ello fundirás tus tarjetas de crédito. O si creciste en un ambiente donde había problemas económicos, te será difícil hablar de dinero con tu cónyuge.

3) Valórate a ti mismo más que tu nómina.

Jesús dijo que las cosas realmente importantes de la vida no son los bienes materiales (véase Mateo 6:25).

El mortificarte no va a hacer que ganes más dinero, pero sí te impedirá apreciar las auténticas bendiciones de la vida. Recuerda, por muy difíciles que se pongan las cosas, Dios es fiel.

David dijo: «No he visto justo desamparado ni a su descendencia que mendigue pan» (Salmo 37:25). ¡Ni tú tampoco lo verás!

¿Que Hacer Cuando Tienes Problemas Financieros Según La Palabra de Dios?

DIOS PROVEERÁ A TODAS VUESTRAS NECESIDADES (Filipenses 4:19 Biblia de Las Américas)

Otros pasos para tratar de forma eficaz con las deudas son:

Primero, empieza a dar pasos para salir de ellas.

Es descorazonador encontrar facturas que se acumulan en el buzón todos los días, pero es necesario que conozcas con exactitud el estado de tus finanzas. Haz una lista de tus deudas, empezando con aquellas de más alto interés hasta las de interés más bajo. Intenta pagar lo máximo que puedas para amortizar la más cara y el mínimo para el resto. Tienes que empezar por algo, no importa el tiempo que te vaya a llevar cancelarlas; si no lo haces, habrá consecuencias desastrosas.

Segundo, sé un ejemplo a tus hijos de alguien que sabe manejar bien las finanzas.

Sé claro con ellos y explícales que la luz, la comida, los juguetes y la ropa cuestan dinero y que la razón por la que no lleváis el último modelo de automóvil es porque no podéis permitíroslo. Tus hijos recordarán esas enseñanzas sobre el dinero, así que incúlcaselas continuamente (Deuteronomio 6:7 NVI).

Tercero, Dad y se os dará (Lucas 6:38).

Suze Orman escribe: Cierto día me encontraba muy abrumada. Encendí el televisor y alguien estaba levantando fondos para una buena causa. Cogí el teléfono y ofrecí lo más que pude. Esa gente necesitaba el dinero mucho más que yo. Sentí inmediatamente que un peso se me había quitado de encima.

Desde entonces, cada vez que me siento baja de ánimo, doy y me siento mucho mejor. Y curiosamente, siempre que doy, la cantidad se me devuelve multiplicada por diez.

Las recompensas de dar no siempre son monetarias; a veces es un sentimiento de libertad y de propósito que se desprende de la acción de dar.

Además, el dinero no debería ser tan importante para ti que no lo quieras soltar. Recuerda, al ayudar a otros, estás abriendo la puerta para que Dios pueda «suplir tus necesidades»; ¡y la medida que Él usa es mucho más generosa que la tuya!