José era el hijo predilecto de su padre, y sus hermanos estaban sumamente celosos de él. Lo odiaban tanto que lo vendieron como esclavo y le dijeron a su padre que José había muerto. José fue forzado a dejar el consuelo y el cuidado del hogar de su padre. Fue llevado como esclavo y prisionero a una tierra extraña. Tal vez pasó tiempo pensando en lo que había hecho para cambiar el curso de su vida. Es posible que pensara qué mal hizo para merecer una injusticia tan grande.

Genesis 50:20 Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.

No se nos da una idea de los pensamientos de José durante su tiempo de lucha. Más aún, vemos las opciones de José en su vida que nos dan una idea más clara de quién era. José rechazó a la esposa de Potifar cuando intentó seducirlo. Se le dio autoridad de segundo nivel en cada lugar debido a su integridad. José se mantuvo fiel a sus convicciones, incluso cuando su padre no estaba presente. Cuando sus hermanos finalmente fueron abordados acerca de su pecado, José resolvió que aunque ellos lo querían para el mal, Dios lo quería para el bien.

Muchos de nosotros hemos tenido esos momentos cuando contemplamos nuestras vidas y nos preguntamos por qué Dios permitiría tal dolor y sufrimiento. Es especialmente difícil cuando hemos vivido vidas fieles – no perfectas, sino según nuestro mejor saber, experiencia y habilidad para caminar en justicia. Puede ser difícil para nosotros entender cómo el bien puede venir de cualquier mal.

Sin embargo, al igual que José, necesitamos permanecer fieles a la fe y a nuestra conciencia. Debemos continuar haciendo lo correcto sin importar nuestras circunstancias. Estamos llamados a ser sal y luz, a ser diferentes del mundo en nuestras elecciones de vida. Al igual que José, experimentaremos mejores días en Cristo, Quien hace que todas las cosas trabajen para nuestro bien.

Oración:

Amado Señor, a veces mi vida es dura. Pero sé que todo lo haces por mi bien. Ayúdame hoy a centrarme en tu bondad y fidelidad mientras me abro camino. Amén.