Una Reflexión Profunda y Bíblica sobre La Bondad del Corazón

“El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca” (Lucas 6:45 RV1960).

¿Qué significa ser bueno y cómo puedes desarrollar la bondad en tu vida diaria?

Algunas personas creen que la bondad es una cuestión de la mente y que pensar bien conduce a actuar bien. Hoy en día, muchos líderes nos hacen creer que la educación es la solución para casi todos los males de la sociedad. Pero, la educación de la mente, sin el mismo cuidado por la pureza del corazón, solo creará malvados inteligentes.

Si solo la educación fuera la respuesta, probablemente habría menos crímenes de cuello blanco, del tipo de grandes políticos que conocemos. Otros creen que la bondad es una cuestión de las manos. Dicen que la bondad significa tratar bien a los demás. Pero hacer el bien no hace a una persona buena. Los criminales condenados a muerte pueden ser buenos con sus madres y con sus familiares, pero sin lugar a dudas no son personas buenas.

La realidad es que la bondad no está en la mente ni en las manos, sino en el corazón. Jesús, el hombre más bondadoso que haya existido jamás, dijo: “El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien” (Lucas 6:45 NVI).

La bondad no es simplemente una cuestión de lo que sabemos o de lo que hacemos; es una cuestión de lo que somos. Cuando pienses en la vida que te espera, lo que realmente importa no es cuánto tiempo vives, sino lo bien que vives.

El filósofo Sir Francis Bacon dijo una vez: “De todas las virtudes y dignidades del espíritu, la bondad es la mayor, pues es el carácter de Dios; y sin ella, el hombre es un ser ocupado, inquieto y desgraciado”. Por eso, en tu deseo de ser bueno, acércate más a Dios. Después de todo, te pareces a las personas con las que te relacionas. ¿Con quién te estás relacionando en estos últimos días?

Versículos bíblicos que te ayudaran el día de hoy en tu devocional diario: Levítico 18-20, Lucas 24:25-35, Salmos 25:1-7, Proverbios 10:1