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    ¿Por qué Dios permite los desastres naturales como los terremotos, huracanes y tsunamis? ¿Qué dice la Biblia?

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    ¿Cuál es el propósito divino detrás de los desastres naturales: terremotos, huracanes y tsunamis?

    En medio de la belleza y el orden del mundo natural, también nos encontramos con la realidad desgarradora de los desastres naturales. Terremotos que sacuden la tierra, huracanes que arrasan ciudades enteras, tsunamis que provocan devastación en las costas. Estos eventos naturales pueden causar sufrimiento y desesperación, dejando a su paso un rastro de destrucción y dolor.

    Ante la magnitud de estos desastres, surge una pregunta inevitable en el corazón humano: ¿Por qué permite Dios tales calamidades? ¿Cuál es el propósito detrás de estos fenómenos naturales aparentemente destructivos? En este artículo, nos sumergiremos en un viaje de exploración en busca de respuestas fundamentadas en la Biblia y en la comprensión de la naturaleza divina.

    Para comprender la presencia de los desastres naturales en nuestro mundo, es necesario considerar la naturaleza caída del mismo. Según el relato bíblico del pecado original, la entrada del pecado en la humanidad afectó no solo a las relaciones humanas, sino también a la creación en su totalidad. El sufrimiento y los desastres naturales son parte de la consecuencia del pecado, y aunque no podemos atribuir cada evento específico a un acto pecaminoso individual, podemos reconocer que vivimos en un mundo caído y afectado por el pecado.

    Sin embargo, al explorar esta cuestión, no podemos pasar por alto la soberanía de Dios. Él es el creador y gobernante supremo de todo el universo. Su soberanía abarca tanto el control sobre los fenómenos naturales como la capacidad de intervenir en ellos. Aunque los desastres naturales pueden parecer aleatorios y caóticos desde nuestra perspectiva limitada, podemos confiar en que Dios tiene un propósito mayor y una visión más amplia que trasciende nuestra comprensión humana.

    Además, el libre albedrío humano también juega un papel importante en la magnitud y el impacto de los desastres naturales. Las decisiones y acciones humanas, como la explotación irresponsable de los recursos naturales o la construcción de estructuras inadecuadas, pueden contribuir a la intensidad y el alcance de estos eventos. Aunque Dios nos ha dado el libre albedrío, también nos ha llamado a ser buenos administradores de la creación y a considerar las consecuencias de nuestras acciones.

    Es importante reconocer que incluso en medio de la devastación y el sufrimiento causados por los desastres naturales, Dios puede usar estas circunstancias para llevar a las personas a reconocer su necesidad de redención y salvación. Los desastres pueden despertar la conciencia de nuestra vulnerabilidad y fragilidad, recordándonos nuestra dependencia de Dios. A través de estas pruebas, Dios también puede promover la solidaridad y la ayuda mutua, mostrando su amor y compasión a través de aquellos que se unen para brindar apoyo y alivio a los afectados.

    Asimismo, los desastres naturales pueden revelar aspectos del carácter de Dios. En medio de la tragedia, podemos ver su justicia en la corrección de las injusticias y el equilibrio de su creación. También podemos experimentar su compasión y consuelo hacia aquellos que sufren, y su poder para traer restauración y renovación a través de la reconstrucción y la sanación.

    Finalmente, los desastres naturales nos desafían a tomar acción. Como creyentes, estamos llamados a responder a estas situaciones desde una perspectiva de compasión, oración, servicio y ayuda práctica. Es un recordatorio de que somos llamados a ser luz en medio de la oscuridad, a extender el amor de Dios a aquellos que sufren y a trabajar por la restauración y la sanidad de nuestro mundo.

    En este viaje de exploración, recordemos que nuestras respuestas pueden ser limitadas y que la comprensión completa de los propósitos de Dios está más allá de nuestra capacidad humana. Más aún, a medida que profundizamos en su Palabra y nos abrimos a la guía del Espíritu Santo, podemos encontrar consuelo, sabiduría y la confianza para enfrentar las preguntas difíciles y vivir en armonía con la creación, siendo agentes de cambio y esperanza en medio de los desastres naturales.

    6 temas para responder a nuestra pregunta e intentar tener una idea clara:

    1. La naturaleza caída del mundo: Explorar el origen del sufrimiento y los desastres naturales a partir del relato bíblico del pecado original y cómo esto afectó a la creación.
    2. La soberanía de Dios: Analizar la idea de que Dios es el creador y gobernante supremo de todo el universo, y cómo su soberanía incluye tanto el control sobre los fenómenos naturales como la capacidad de intervenir en ellos.
    3. El libre albedrío humano: Considerar cómo las decisiones y acciones humanas, como la explotación de los recursos naturales o la construcción de estructuras inadecuadas, pueden contribuir a la magnitud y el impacto de los desastres naturales.
    4. La redención y el propósito de Dios: Explorar cómo Dios puede usar los desastres naturales para llevar a las personas a reconocer su necesidad de redención, promover la solidaridad y la ayuda mutua, y recordar la importancia de vivir en armonía con la creación.
    5. La revelación de la naturaleza de Dios: Considerar cómo los desastres naturales pueden revelar aspectos del carácter de Dios, como su justicia, su compasión hacia los afectados y su poder para traer consuelo y restauración.
    6. El llamado a la acción: Desafiar a los lectores a responder a los desastres naturales desde una perspectiva de compasión, oración, servicio y ayuda práctica a quienes han sido afectados.

    Los Desastres Naturales y la Naturaleza Caída: Comprendiendo el Origen del Sufrimiento

    Los desastres naturales, como los terremotos, huracanes y tsunamis, son eventos devastadores que a menudo nos llevan a cuestionar el propósito y el plan de Dios. Nos preguntamos por qué permite el sufrimiento y cómo encaja esto en su amor y su carácter compasivo. En este artículo, exploraremos el origen del sufrimiento y los desastres naturales a partir del relato bíblico del pecado original y cómo esto afectó a la creación. A través de una visión equilibrada y bíblicamente fundamentada, encontraremos consuelo y esperanza en medio de las dificultades.

    La Naturaleza Caída y el Sufrimiento: En el libro de Génesis, leemos acerca del pecado original, cuando nuestros primeros padres, Adán y Eva, desobedecieron a Dios en el Jardín del Edén. Como consecuencia de su rebelión, el pecado entró en el mundo y afectó no solo a la humanidad, sino también a la creación misma (Génesis 3:17-19). Este evento marcó el inicio de la naturaleza caída del mundo, donde la armonía y la perfección original fueron perturbadas.

    Los Desastres Naturales y la Creación: Antes del pecado, la creación estaba en perfecta armonía y no había lugar para el sufrimiento y los desastres naturales. Por tanto, después de la caída, la tierra experimentó un cambio drástico. Romanos 8:22 nos dice que «toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora». Los desastres naturales son una consecuencia de la entrada del pecado en el mundo, y reflejan la condición rota y caída de la creación.

    La Libertad del Hombre y sus Consecuencias: Es importante reconocer que Dios nos dio libre albedrío, la capacidad de tomar decisiones. Desafortunadamente, nuestras elecciones a menudo tienen consecuencias negativas. En algunos casos, los desastres naturales pueden ser resultado de la explotación irresponsable de los recursos naturales o la construcción inadecuada de estructuras. Dios nos ha dado la responsabilidad de cuidar de la creación y de actuar con sabiduría y respeto hacia ella.

    La Esperanza y el Propósito en Medio del Sufrimiento: Aunque vivimos en un mundo caído donde los desastres naturales ocurren, tenemos la esperanza de que Dios está trabajando en medio del sufrimiento para nuestro bien. Romanos 8:28 nos asegura que «a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien». Aunque no siempre entendamos el propósito específico detrás de cada desastre natural, podemos confiar en que Dios tiene un plan mayor y que su amor y su fidelidad están presentes en medio del dolor.

    El Llamado a la Solidaridad y la Ayuda: Como creyentes, tenemos la responsabilidad de responder al sufrimiento con compasión y amor. Mateo 25:35-36 nos exhorta a alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo y cuidar de los necesitados. En tiempos de desastre, debemos unirnos para ayudar a aquellos que han sido afectados, brindando apoyo práctico, oraciones y consuelo.

    Aunque no siempre podamos comprender plenamente por qué Dios permite los desastres naturales, podemos confiar en su amor y su fidelidad. La naturaleza caída del mundo trae consigo el sufrimiento y los desastres, pero en medio de todo ello, Dios sigue siendo soberano y trabaja para nuestro bien. Como creyentes, debemos buscar la solidaridad y el servicio hacia aquellos que sufren, siendo luces de esperanza en medio de la oscuridad. Que podamos encontrar consuelo y fortaleza en Dios, confiando en que su gracia es suficiente en todas las circunstancias.

    La Soberanía de Dios: El Creador Supremo y Gobernante de Todo

    La soberanía de Dios es un tema central en la teología y nos invita a reflexionar sobre su autoridad y control sobre todas las cosas. Cuando se trata de desastres naturales, como terremotos, huracanes y tsunamis, la pregunta sobre la soberanía de Dios surge naturalmente. En este artículo, exploraremos la idea de la soberanía de Dios, su papel como Creador y Gobernante supremo del universo, y cómo su soberanía abarca tanto el control sobre los fenómenos naturales como la capacidad de intervenir en ellos. Buscaremos una visión equilibrada y bíblicamente fundamentada que nos brinde comprensión y confianza en medio de los desastres naturales.

    La Soberanía de Dios sobre la Creación: La Biblia nos enseña que Dios es el Creador del universo y de todo lo que hay en él (Génesis 1:1, Colosenses 1:16). Su poder y sabiduría se reflejan en la creación, y su soberanía abarca tanto lo visible como lo invisible. Salmo 135:6 nos dice: “Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos”. Esta declaración enfatiza que Dios tiene el control absoluto sobre todos los aspectos de la creación, incluyendo los fenómenos naturales.

    La Permisión y el Propósito de Dios: Aunque Dios es soberano sobre la creación, también permite que sucedan cosas que no entendemos completamente. A veces, los desastres naturales pueden ser resultado de la caída del pecado y la corrupción del mundo. Romanos 8:20-22 nos muestra cómo la creación misma está sujeta a la vanidad y a la esclavitud de la corrupción, pero con la esperanza de ser liberada y restaurada. Dios permite que ocurran desastres naturales como parte de su plan redentor, con el propósito de llamar a la humanidad al arrepentimiento, a la dependencia en Él y a una mayor apreciación de su soberanía.

    La Intervención Divina: Aunque los desastres naturales pueden parecer aleatorios o descontrolados, la Biblia también nos muestra que Dios tiene la capacidad de intervenir en ellos. Vemos ejemplos en las Escrituras donde Dios controla los elementos naturales para cumplir su propósito. Mateo 8:26-27 relata cómo Jesús calmó una tormenta violenta con una simple palabra, demostrando su autoridad sobre los fenómenos naturales. También leemos en Job 37:13 cómo Dios dirige los vientos y las nubes, y en Amós 4:13 cómo es capaz de convocar desastres naturales para cumplir su voluntad.

    La Confianza en la Soberanía de Dios: En medio de los desastres naturales, es natural que surjan preguntas y dudas sobre la soberanía de Dios. Aunque, la Biblia nos llama a confiar en su carácter y en su plan. Proverbios 3:5-6 nos insta a confiar en el Señor con todo nuestro corazón y no apoyarnos en nuestro propio entendimiento. Aunque no siempre comprendamos sus caminos, podemos confiar en que Dios está en control y que tiene un propósito más alto y eterno en medio de los desastres.

    El Desafío de Vivir en la Soberanía de Dios: Reconocer la soberanía de Dios sobre los fenómenos naturales nos desafía a vivir de manera diferente. En lugar de vivir con temor y ansiedad, podemos encontrar paz y seguridad en su control. Filipenses 4:6-7 nos anima a no preocuparnos por nada, sino a presentar nuestras peticiones a Dios con acción de gracias, confiando en que su paz guardará nuestros corazones y mentes. También somos llamados a ser instrumentos de ayuda y consuelo para aquellos que sufren debido a los desastres naturales, demostrando el amor y la compasión de Dios hacia ellos.

    La soberanía de Dios es un misterio profundo y complejo, pero también es una fuente de consuelo y esperanza. Aunque no siempre comprendamos por qué Dios permite los desastres naturales, podemos confiar en su sabiduría, amor y propósito redentor. Su soberanía abarca tanto el control sobre los fenómenos naturales como la capacidad de intervenir en ellos. En medio de los desastres, podemos encontrar fortaleza y consuelo en su presencia y en su promesa de estar con nosotros en todas las circunstancias. Que podamos confiar en su soberanía y vivir con fe, esperanza y amor, siendo luces de esperanza en un mundo afligido por los desastres naturales.

    El Libre Albedrío Humano: Responsabilidad en la Prevención de Desastres Naturales

    El tema del libre albedrío humano es fundamental en la comprensión de nuestra responsabilidad como seres humanos en relación con los desastres naturales. A menudo nos preguntamos por qué ocurren estos eventos devastadores y buscamos respuestas en la soberanía de Dios y en la naturaleza misma. Pero, también debemos considerar cómo nuestras decisiones y acciones pueden contribuir a la magnitud y el impacto de los desastres naturales. En este artículo, exploraremos el concepto del libre albedrío humano, examinaremos cómo nuestras elecciones pueden influir en la ocurrencia y las consecuencias de los desastres naturales, y reflexionaremos sobre nuestra responsabilidad en la prevención y mitigación de estos eventos.

    Historia como Rompecabezas:
    Imaginemos una comunidad costera que ha sido afectada repetidamente por tsunamis devastadores. A primera vista, podríamos atribuir estos desastres a la naturaleza misma y a la soberanía de Dios. Más aún, a medida que profundizamos en la historia de la comunidad, descubrimos que han construido sus viviendas en zonas de alto riesgo y han ignorado las advertencias de los expertos sobre la vulnerabilidad de la zona ante tsunamis. También descubrimos que han sobreexplotado los recursos marinos y han dañado el equilibrio natural de la costa. En este rompecabezas, vemos cómo el libre albedrío humano ha desempeñado un papel importante en la magnitud y el impacto de los desastres naturales que han afectado a la comunidad.

    Enseñanza Bíblica: Responsabilidad y Consecuencias:

    La Biblia nos enseña que Dios nos ha dado libre albedrío, la capacidad de tomar decisiones y actuar de acuerdo con nuestra voluntad. Sin embargo, también enfatiza que nuestras elecciones tienen consecuencias. Gálatas 6:7 nos advierte: «No se engañen; de Dios no se burla: pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará». Esta enseñanza nos recuerda que nuestras acciones pueden tener impacto tanto positivo como negativo en nosotros mismos y en nuestro entorno. En el contexto de los desastres naturales, nuestras decisiones pueden influir en la vulnerabilidad de las comunidades y en la magnitud de las tragedias que enfrentan.

    Versículos Bíblicos sobre la Administración Responsable de la Creación:

    La Biblia también nos insta a ser administradores responsables de la creación de Dios. En Génesis 1:28, Dios le dio al ser humano la responsabilidad de «dominar» y «someter» la tierra, pero esto no implica un dominio irresponsable o destructivo. Más bien, implica el cuidado y la protección de la creación, reconociendo que somos mayordomos de los recursos que Dios nos ha dado. En Salmos 24:1 se nos recuerda: «Del Señor es la tierra y su plenitud; el mundo y los que en él habitan». Este versículo subraya que somos responsables de administrar y proteger el mundo que Dios nos ha confiado.

    La realidad es que nuestras elecciones y acciones pueden influir en la ocurrencia y las consecuencias de los desastres naturales. Por lo tanto, es importante que tomemos medidas para prevenir y mitigar estos eventos. Esto implica tomar decisiones informadas sobre la ubicación de nuestras viviendas, seguir las recomendaciones de expertos en materia de seguridad, cuidar y preservar el medio ambiente, y estar preparados ante posibles desastres. Además, debemos buscar la sabiduría y la guía de Dios a través de la oración y el estudio de su Palabra, para tomar decisiones responsables y honrar nuestra responsabilidad de cuidar la creación y proteger a nuestros semejantes.

    El libre albedrío humano es un don y una responsabilidad que Dios nos ha dado. Si bien no podemos negar la soberanía de Dios sobre la naturaleza y los desastres naturales, también debemos reconocer que nuestras decisiones y acciones pueden influir en la magnitud y el impacto de estos eventos. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a ser administradores responsables de la creación y a tomar decisiones que honren a Dios y protejan a los demás. Enfrentemos el desafío de vivir de manera responsable y considerada, cuidando el medio ambiente y tomando medidas para prevenir y mitigar los desastres naturales. Encomendemos nuestras decisiones a Dios, confiando en su sabiduría y guiados por su amor, para ser agentes de cambio y promotores de la seguridad y el bienestar de nuestras comunidades.

    La Redención y el Propósito de Dios: Desastres Naturales y su Llamado a la Restauración

    Cuando nos enfrentamos a desastres naturales, como terremotos, huracanes o tsunamis, es natural preguntarnos por qué permitiría Dios tales tragedias. Sin embargo, a medida que exploramos la Biblia y reflexionamos sobre la naturaleza de Dios, descubrimos que incluso en medio de la devastación, Dios puede obrar para redimir y restaurar. En este artículo, nos adentraremos en el tema de la redención y el propósito de Dios en relación con los desastres naturales. Veremos cómo Dios puede usar estos eventos para llamar a las personas a reconocer su necesidad de redención, promover la solidaridad y la ayuda mutua, y recordar la importancia de vivir en armonía con la creación.

    Historia como Rompecabezas:
    Nuevamente, imaginemos una comunidad costera que ha sido arrasada por un poderoso tsunami. A primera vista, la devastación y la pérdida parecen inexplicables y sin sentido. Pero a medida que profundizamos en la historia de esta comunidad, descubrimos cómo el desastre despertó un sentido de solidaridad y compasión entre los supervivientes. Vecinos que antes eran extraños ahora se apoyan mutuamente y trabajan juntos para reconstruir sus vidas. Además, el evento les ha llevado a reflexionar sobre su relación con la creación y la importancia de vivir en armonía con el entorno natural. En esta historia, vemos cómo Dios puede utilizar el desastre como una oportunidad para llamar a la redención, fomentar la solidaridad y recordar la necesidad de cuidar y preservar la creación.

    Enseñanza Bíblica: La Redención en Medio del Caos:

    La Biblia nos enseña que Dios es un Dios redentor. A través de la historia, vemos cómo Dios ha usado situaciones difíciles y dolorosas para llevar a las personas a reconocer su necesidad de redención y salvación. En el libro de Jonás, vemos cómo Dios usó una tormenta violenta y un gran pez para llevar al profeta a arrepentirse y cumplir su propósito. En el Nuevo Testamento, Jesús habló sobre la torre de Siloé que se derrumbó y causó la muerte de varias personas. Él aprovechó esta tragedia para llamar a la reflexión y recordar la importancia de arrepentirse y vivir en comunión con Dios.

    Versículos Bíblicos sobre la Solidaridad y el Cuidado de la Creación:

    La Biblia también nos anima a ser solidarios y cuidar de la creación de Dios. En Filipenses 2:4, se nos exhorta a no solo mirar por nuestros propios intereses, sino también por los intereses de los demás. En momentos de desastres naturales, esto se manifiesta en la forma en que nos apoyamos y ayudamos mutuamente. Además, en Génesis 2:15, se nos recuerda que Dios nos ha dado la responsabilidad de cuidar y preservar la creación. Como creyentes, somos llamados a vivir en armonía con la naturaleza y a ser mayordomos responsables de los recursos que Dios nos ha dado.

    Los desastres naturales nos recuerdan la fragilidad de la vida humana y la importancia de vivir con un sentido de urgencia y propósito. En lugar de buscar respuestas fáciles o culpar a Dios por las tragedias, debemos responder al llamado de la redención. Esto implica examinar nuestras propias vidas, reconocer nuestra necesidad de redención y salvación, y buscar a Dios en busca de restauración. También nos llama a ser solidarios con aquellos que sufren y a ser agentes de cambio en nuestras comunidades, promoviendo la justicia, la ayuda mutua y el cuidado de la creación.

    Aunque los desastres naturales pueden ser difíciles de entender y enfrentar, como creyentes podemos confiar en el carácter redentor de Dios. A través de estas tragedias, Dios nos llama a reconocer nuestra necesidad de redención, a ser solidarios con aquellos que sufren y a cuidar de la creación. En medio del caos y la devastación, podemos encontrar esperanza y propósito al buscar a Dios y responder a su llamado. Que nuestras vidas sean testimonio de su amor y gracia, llevando luz y esperanza a un mundo que necesita ser restaurado.

    El Llamado a la Acción: Respondiendo a los Desastres Naturales con Compasión y Servicio

    Los desastres naturales, como terremotos, huracanes y tsunamis, nos confrontan con la realidad de la fragilidad humana y la vulnerabilidad de nuestra existencia. En medio de la devastación y el sufrimiento que provocan, surge un llamado a la acción para los creyentes. En este artículo, vemos cómo podemos responder a los desastres naturales desde una perspectiva de compasión, oración, servicio y ayuda práctica. Veremos cómo el amor y la bondad pueden ser manifestados en tiempos de crisis, y cómo podemos ser instrumentos de esperanza y restauración en medio de la adversidad.

    Imaginemos una comunidad que ha sido golpeada por un terrible huracán. Casas destruidas, vidas perdidas y personas desplazadas. En medio de la devastación, una iglesia local se moviliza para brindar ayuda y apoyo. Miembros de la congregación se unen para proveer alimentos, agua y refugio a los afectados. Se organizan equipos de voluntarios que se suman a los esfuerzos de rescate y reconstrucción. En esta historia, vemos cómo el llamado a la acción se convierte en una oportunidad para que la iglesia brille como luz en medio de la oscuridad, llevando consuelo y esperanza a aquellos que están sufriendo.

    Enseñanza Bíblica: El Mandato del Amor y la Compasión:
    La Biblia nos enseña el mandato de amar y mostrar compasión hacia nuestros semejantes, especialmente en tiempos de necesidad. En Mateo 25:35-36, Jesús nos insta a alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, acoger al extranjero, vestir al desnudo y visitar al enfermo y al encarcelado. Este pasaje nos muestra que nuestras acciones de servicio y ayuda práctica a los afectados por los desastres naturales son en realidad un reflejo de nuestro amor por Cristo y nuestro prójimo. Además, en Santiago 2:14-17, se nos desafía a no limitarnos a palabras de consuelo, sino a demostrar nuestra fe a través de nuestras obras.

    Versículos Bíblicos sobre la Oración y la Solidaridad:
    La respuesta a los desastres naturales también involucra la oración y la solidaridad. En Filipenses 4:6, se nos anima a orar y presentar nuestras peticiones a Dios en toda situación. La oración nos conecta con el corazón de Dios y nos fortalece para enfrentar los desafíos. Además, en Hebreos 13:16, se nos recuerda que compartir con los demás y hacer el bien es un sacrificio agradable a Dios. Al unirnos en solidaridad con aquellos que han sido afectados, podemos brindar consuelo y alivio en medio del caos.

    Ante los desastres naturales, la compasión y el servicio práctico deben ser nuestra respuesta. Es un llamado a levantarnos y marcar la diferencia en la vida de aquellos que han sufrido pérdidas

    Esto puede implicar donar recursos, tiempo y talentos, apoyar organizaciones de ayuda humanitaria, ofrecer consuelo y apoyo emocional, o participar en proyectos de reconstrucción. Nuestra respuesta debe ser guiada por el amor de Cristo y la convicción de que cada acto de bondad puede tener un impacto significativo en la vida de alguien.

    Los desastres naturales son momentos en los que podemos vivir nuestro llamado como seguidores de Cristo de una manera tangible y poderosa. Es un llamado a mostrar compasión, orar fervientemente, servir de manera práctica y unirnos en solidaridad con aquellos que han sido afectados. A través de nuestra respuesta, podemos llevar esperanza y consuelo a aquellos que sufren, y mostrar el amor y la bondad de Dios en medio de la adversidad. Que nuestro corazón sea conmovido por el sufrimiento de los demás y que nuestras acciones reflejen el carácter compasivo y servicial de nuestro Señor. ¡Respondamos al llamado de los desastres naturales y seamos agentes de transformación en el mundo!

    Pastor Carlos Vargas Valdez
    Pastor Carlos Vargas Valdezhttps://www.devocionalescristianos.org
    Es esposo de la mejor mujer, padre de 2 hijos maravillosos, pastor y director de Desafío Joven. En los últimos 12 años ha trabajado con jóvenes, padres y líderes juveniles. Estudio en Rhema Bible Training Center. Su servicio con la palabra de Dios se ha extendido por más de 27 países en 13 idiomas. Es director ejecutivo y consultor de varios ministerios cristianos, desarrollando conferencias, cursos bíblicos, libros, estudios, devocionales, vídeos y recursos para la vida espiritual.

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