Hoy, me tropecé con un artículo en línea que portaba el título de nuestra discusión actual. Este hallazgo despertó mi curiosidad, y me vi impulsado a compartirlo con ustedes de manera textual para poder examinarlo juntos a la luz de las Escrituras. Permítanme citarlo:

¿Qué dijo realmente Jesús sobre la homosexualidad?

Jesús nunca tocó este tema.

Incluso habla de hombres que se convirtieron en eunucos por razones religiosas (Mateo 19:12). Es decir, se abstuvieron del sexo por el Reino de Dios. Sin embargo, es un poco forzado decir que Jesús estaba hablando de homosexuales célibes. Probablemente, estaba hablando de sacerdotes y misioneros.

Pero hay un pasaje en el Evangelio en el que, supuestamente, repito, SU-PUES-TA-MEN-TE, Jesús habla con un hombre que sentía cariño por otro hombre y no se muestra molesto en absoluto.

Estoy hablando del centurión romano de Capernaum.

Este pagano acudió a pedir la ayuda de un judío, lo que muestra su desesperación.

¿Qué quería el centurión?

Uno de sus sirvientes estaba muy enfermo.

El evangelio de Lucas 7 dice que el centurión lo “quería mucho”. Es decir, el centurión sentía mucho cariño por el sirviente.

En el evangelio de Mateo 8 se dice que el sirviente estaba «en la cama» en la casa del centurión. En algunas traducciones: «está en mi cama».

Jesús salva la vida del sirviente realizando un milagro, por supuesto.

De hecho, cuando Jesús preguntó dónde estaba la casa de ambos, el centurión dijo:

«Señor, no soy digno de que entres en mi morada. Pero di una palabra y él será salvado».

Esta frase es hoy parte de la liturgia de todas las misas católicas.

Y fue dicha por un pagano. Como militar de alto rango del Imperio Romano, un adorador de Júpiter, Marte y que pensaba que César era un dios vivo. Aun así, Jesús lo ayudó. Y parece no haberse preocupado en absoluto por la supuesta relación amorosa que el centurión tenía con el sirviente. (Aquí termina el texto del foro).

El tema que nos proponemos estudiar es uno que a menudo se ve envuelto en debate, malentendidos y, a veces, incluso en prejuicio: la perspectiva cristiana sobre la homosexualidad. Este es un tema delicado que requiere nuestra atención cuidadosa y una interpretación equilibrada de las Escrituras.

Hemos recibido una consulta que busca entender un particular pasaje bíblico y su posible implicación en la temática de la homosexualidad. La cuestión giraba en torno a la figura del centurión romano mencionado en el Evangelio de Lucas 7 y Mateo 8, y la relación que este tenía con su sirviente.

El enfoque principal de esta discusión es aclarar si Jesús en algún momento habló sobre la homosexualidad, y si existen implicaciones tácitas en el relato del centurión romano y su sirviente enfermo.

Me comprometo a analizar este asunto con la mayor delicadeza y respeto, buscando siempre ser fieles a las enseñanzas bíblicas y evitando cualquier forma de interpretación personal que pueda desviar del mensaje original de las Escrituras.

Invitamos a todos a unirse a nosotros en este análisis a la luz de la Palabra, conscientes de que somos todos parte de una comunidad que busca entender y vivir la verdad bíblica. Con humildad y respeto, esperamos que este diálogo enriquezca nuestro entendimiento y fortalezca nuestra fe.

Como pastor, me gustaría recalcar: Mi intención era presentar mi análisis y crítica de este artículo en el foro secular donde fue publicado, pero curiosamente, la sección de comentarios estaba deshabilitada por razones desconocidas. No obstante, quiero compartir con ustedes mi evaluación y respuesta al texto aquí:

¡Saludos! Aprecio tu disposición para tocar un tema delicado e importante como este, que ha generado diversas interpretaciones y discusiones a lo largo de los años. Es cierto que los evangelios no registran directamente palabras de Jesús sobre la homosexualidad. Pero, es crucial entender el contexto histórico y cultural del ministerio de Jesús.

Primero, en cuanto al pasaje que mencionaste en Mateo 19:12, Jesús está hablando sobre eunucos. Los eunucos en tiempos bíblicos eran hombres castrados o que se habían abstenido de casarse y tener relaciones sexuales por alguna razón, a menudo para servir en un papel específico en la sociedad, como proteger el harén de un rey. No hay nada en el contexto de este pasaje que indique que Jesús está hablando de hombres homosexuales que optan por vivir de manera célibe.

En lo que respecta a la historia del centurión romano y su siervo (Mateo 8:5-13; Lucas 7:1-10), debemos ser cautelosos al leer las implicaciones modernas de la homosexualidad en un texto antiguo. El término «quería mucho» no implica necesariamente una relación homosexual, sino que sugiere un fuerte vínculo o una profunda preocupación del centurión por su siervo. En ninguna parte del texto se indica que el centurión y el siervo tengan una relación sexual o romántica.

Aunque Jesús no mencionó explícitamente la homosexualidad, reafirmó el plan original de Dios para el matrimonio entre un hombre y una mujer en Mateo 19:4-6, citando Génesis 2:24, lo cual, para muchos estudiosos, implica su apoyo a las normas sexuales judías tradicionales.

El Nuevo Testamento fue originalmente escrito en griego koiné, un dialecto del griego que era común durante el primer siglo d.C. Para entender la posible interpretación, vamos a analizar el texto original.

En Mateo 8:6 (NVI) se lee: «Señor —le dijo—, mi criado está en casa postrado en cama, sufriendo terriblemente». El término griego para “casa” aquí es «?????» (oikia) que se refiere a una casa, vivienda o hogar. El término para «cama» es «?????» (klin?) que se traduce como «cama» o «lecho».

En Lucas 7:2 (NVI) se lee: «Había en Capernaúm un centurión que tenía a su servicio un sirviente a quien estimaba mucho y que estaba enfermo, a punto de morir». No se hace mención explícita a «cama» ni a «casa» en este versículo en el texto original.

Por lo tanto, la interpretación de que el sirviente estaba «en la cama del centurión» en lugar de «en cama en la casa del centurión» sería una interpretación muy liberal y no apoyada por el texto griego. La ubicación del sirviente enfermo en la «cama» o «lecho» en estos textos se interpreta generalmente como indicativa de la gravedad de su enfermedad, no de un indicio de una relación personal más íntima entre el centurión y su sirviente.

Permíteme aclarar un punto importante: en las 52 traducciones de la Biblia al español que he revisado, la frase «en mi cama» no aparece. La frase original en griego, de acuerdo a los manuscritos más confiables, es «paralutikós esti» que se traduce como «está paralítico» o «está postrado», refiriéndose al estado de salud del siervo.

También, es fundamental mencionar que la interpretación bíblica debe hacerse con mucho cuidado, contextualizando los pasajes y entendiendo la cultura y las costumbres de la época. Los textos deben leerse en su contexto completo, tanto inmediato como dentro de toda la Escritura, para evitar interpretaciones erróneas o sesgadas.

Recuerda que todas las personas son amadas por Dios y son bienvenidas a buscar a Jesús, sin importar sus antecedentes, identidades o pecados pasados. Jesús interactuó con una variedad de personas durante su ministerio, incluyendo aquellas que la sociedad de la época marginaba. A todos ellos, extendió el amor y la misericordia de Dios, al mismo tiempo que los llamó a seguirlo y a abandonar el pecado.

Para concluir, debemos tratar este tema con gracia, amor y una profunda dedicación al estudio de las Escrituras en su contexto histórico y cultural. Es esencial recordar que Dios ama a todas las personas y las invita a seguirle.