«El Señor presenta un caso contra ustedes, habitantes de la tierra» (Oseas 4:1)

Las páginas del Antiguo Testamento nos ofrecen un espejo de la pasión de Dios. A través de las acusaciones formuladas por el profeta Oseas, obtenemos una visión clara de las cuestiones de justicia y rectitud que necesitamos abordar en nuestro mundo actual.

Siguiendo las acusaciones iniciales (Oseas 4:1-4), Oseas detalla los pecados de los sacerdotes (Oseas 4:5-11) y del pueblo (Oseas 4:12-19). El profeta dirige sus advertencias a los individuos (Oseas 5:1-7) y a la nación en su conjunto (Oseas 5:8-15), pero solo encuentra un arrepentimiento superficial (Oseas 6:1-3). La acusación de Dios a Su pueblo continúa (Oseas 6:4-11).

«Una acusación que presentar» (Oseas 4:1-3)

Tras la descripción personal de los primeros tres capítulos, este capítulo nos ofrece un vislumbre de la predicación de Oseas. En esta sección, en forma de demandas legales contra Israel, comienza con una descripción general de la sociedad durante los días de Oseas. Las acusaciones detalladas son: falta de lealtad, ausencia de amor, desconocimiento de Dios; en su lugar, encontramos maldición, mentiras, asesinato, robo, adulterio y derramamiento de sangre.

Para ilustrar esto, revisé las noticias locales en nuestro estado, aquí en São Paulo. Entre los incidentes reportados, encontré robos, accidentes causados por conductores ebrios, actos de violencia y tráfico de drogas. Estas historias parecen ser un eco del estado moral de Israel durante los días de Oseas. Quizás deberíamos prestar atención a las advertencias de Oseas, pues parece que nuestra era guarda grandes similitudes con la suya.

«Te rechazo como mis sacerdotes porque has ignorado la ley de tu Dios» Oseas 4:4-11

Los líderes espirituales de Israel fueron los primeros en ser acusados. En lugar de guiar al pueblo hacia la santidad, se entregaron al pecado y disfrutaron de su iniquidad. Hoy vemos ejemplos similares en líderes espirituales que cambian la gloria del servicio a Dios por cosas materiales y pasiones desordenadas.

«Ellos son infieles a su Dios» (Oseas 4:12-19)

La acusación de Oseas contra todo Israel continúa. El pueblo persigue ídolos y permite que sus hijas se conviertan en prostitutas. Su culto está corrompido. Utilizan lenguaje religioso, pero aman sus costumbres vergonzosas.

Nuestra religión carece de sentido si nuestras declaraciones de alabanza no están respaldadas por una vida de obediencia a Dios.

«Escucha esto» (Oseas 5:1-7)

Dios acusa a los sacerdotes, al pueblo y a la casa real de Israel y los condena. La sentencia divina implica la retirada del Señor de Su pueblo. Cuando lleguen los problemas y busquen a Dios, no lo encontrarán. Sin Dios, somos indefensos.

«Él no puede curarte» (Oseas 5:8-14)

Israel también abandonó la confianza en Dios a nivel nacional, confiando en un tratado con Asiria para protegerse de Siria. Pero Asiria aprovechó esta oportunidad para atacar a Israel. Cuando una nación rechaza a Dios, está en peligro.

Devocional: Amor como niebla matinal (Oseas 6:1-11)

Hay personas que muestran un optimismo desbordante. Piensan que un simple «lo siento» será suficiente para arreglar las cosas con Dios. Pero, a Dios no le interesa una fe superficial. Quiere un cambio de actitud, no un simple regreso a la iglesia. Dios necesita un amor que no sea efímero, como la niebla matinal, sino un amor constante y diario, que se demuestre mediante la obediencia a Su voluntad.

Aplicación personal

«Ama siempre a Dios, y siempre obedecerás».

«¿Quieres saber por qué y cómo debes amar a Dios? Te diré: la razón para amar a Dios es Dios mismo, y la medida en que debes amarlo es amarlo sin medida.» – Bernardo de Claraval.