La distribución de la Palabra de Dios es un aspecto fundamental del trabajo evangelístico que impacta vidas en todo el mundo. Los datos recientes proporcionados por las Sociedades Bíblicas Unidas (UBS) son un testimonio inspirador de este compromiso continuo de hacer que las Escrituras sean accesibles para todos.

En 2022, fuimos testigos de la distribución de 35.5 millones de Biblias a personas que, de otra manera, no tendrían acceso a este tesoro espiritual. Este número es motivo de gran alegría, especialmente cuando reflexionamos sobre el desafiante contexto de la pandemia que afectó nuestra capacidad para compartir la Palabra de Dios en 2021.

Para muchos, la Biblia es una fuente de fuerza e inspiración, especialmente en momentos difíciles. La Palabra de Dios ofrece consuelo, sabiduría y orientación en medio de las tormentas de la vida. El director Rieuwerd Buitenwerf de la Sociedad Bíblica Holandesa-Flamenca enfatizó que, a pesar de las adversidades, el esfuerzo de distribución de las Escrituras es coordinado y colaborativo. Las sociedades bíblicas de todo el mundo se unen para garantizar que el mayor número posible de personas tenga acceso a la Biblia, ya sea en formato impreso, digital o de audio.

Sin embargo, es importante mencionar que enfrentamos desafíos significativos. La guerra en Ucrania ha tenido un impacto en la cadena de producción y distribución de Biblias, y los precios de los materiales han aumentado. Estos obstáculos no nos desaniman, sino que nos alientan a continuar nuestra misión vital.

Además, es alentador observar el aumento en la distribución de Biblias digitales. En 2022, el 28% de las Biblias distribuidas estaban en formato digital, un aumento notable con respecto a años anteriores. Este crecimiento refleja la adaptación a las nuevas tecnologías y la creciente aceptación de las Escrituras en formatos electrónicos.

Para tener una idea del impacto de este cambio, en 2010, solo se descargaron alrededor de 200,000 copias digitales de la Biblia en todo el mundo. En contraste, en 2022, este número aumentó a impresionantes 10 millones. Este aumento exponencial muestra que las personas están dispuestas a abrazar la Palabra de Dios de formas nuevas y modernas.

Por lo tanto, mientras celebramos estos números y los esfuerzos continuos de las sociedades bíblicas en todo el mundo, somos desafiados no solo a seguir distribuyendo las Escrituras, sino también a aplicar sus enseñanzas en nuestras propias vidas. La Biblia no es solo un libro; es la Palabra viva de Dios que transforma corazones y naciones. Debemos ser agradecidos por el acceso a la Palabra y comprometernos a compartirla con aquellos que aún no la conocen.