La casa de Dios, como debo ser y que dice la Biblia según 1 Timoteo 2–3?

«Te escribo estas instrucciones para que… sepas cómo deben comportarse las personas en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios vivo» (1Ti 3:14-15).

Tanto la comunidad cristiana como el cristiano individual representan a Jesús ante el mundo.

Los cristianos deben orar por los gobernantes y por la paz (1Ti 2:1-8). Las mujeres deben adornarse con buenas obras (1Ti 2:9-10), pero no deben ejercer autoridad en la Iglesia (1Ti 2:11-15). Los supervisores y diáconos deben ser de reputación ejemplar (1Ti 3:1-13). Todos deben conducirse con prudencia en la iglesia de Jesucristo (1Ti 3:14-16).

«Peticiones, oraciones, intercesión y acción de gracias» (1Ti 2:1-4)

Pablo quería que no nos equivocáramos, así que amontonó sinónimos. Los cristianos tenemos un interés vital en lo que ocurre en nuestra sociedad, y podemos influir en los gobernantes mediante la oración.

«Vidas quietas o tranquilas» (1Ti 2:1-4)

Oramos por la paz, para que otros encuentren la paz en Cristo. Esta es la razón que esgrime Pablo para ofrecer oraciones por los gobernantes seculares. Alguien dijo: «No hay ateos en las trincheras». La idea es que el peligro intenso obliga a la gente a volverse a Dios. Esto puede ser cierto, pero las «conversiones en el lecho de muerte» son notorias por su brevedad. Cuando el peligro pasa, muchas veces se olvida a Dios.

El evangelismo más efectivo es apoyado por la evidencia de «vidas quietas» vividas «en toda piedad y santidad.» La ayuda más poderosa para el Evangelio no es el miedo repentino creado por el peligro, sino un hambre creciente por la paz y la bondad observadas en las vidas de los cristianos.

«Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven» (1Ti 2:3-4)

Este es un versículo importante si has orado por seres queridos que no son salvos y te has desanimado por su falta de respuesta. Sabemos por las Escrituras que no todos serán salvos. Pero también sabemos que Dios quiere -en ese sentido el desea- que todos lleguen a conocer a Cristo. Esto significa que cuando usted ora por la salvación de cualquier persona, puede tener gran confianza. Lo que estás pidiendo está definitivamente en armonía con los deseos de Dios.

Es diferente si usted ora por el éxito en el robo de un banco, o incluso que usted gane el último concurso de la loteria de su pais. Usted sabe que robar un banco va en contra de la voluntad de Dios, y no tiene ninguna base para suponer que el Señor quiere dejar caer varios cientos de miles de dólares al año en su regazo. Pero cuando se trata de orar por la salvación de un ser querido, ¡pisas terreno firme! Eso es algo que Dios también quiere.

«Un Dios y un Mediador entre Dios y los hombres» (1Ti 2:5-7)

Un mediador, la palabra griega es «mesites» , es alguien que se interpone entre dos personas, para hacer o restablecer la paz y la amistad. Pablo nos recuerda que sólo Jesús puede desempeñar esta función. Una buena imagen de un mediador se encuentra en el gran puente que une una porción de tierra con otra. Podemos cruzar de una a otra sólo porque la brecha entre ellas ha sido unida.

Jesús, siendo plenamente Dios, tiene un ancla en el cielo, y siendo verdaderamente hombre, tiene un ancla en la humanidad. Él es la única Persona capaz de tender un puente entre nosotros y Dios: el único Salvador capaz de llevarnos de un lado al otro.

«Propio de mujeres que profesan adorar a Dios» (1Ti 2:9-10)

He conocido a algunas mujeres que se han tomado este pasaje como una condena al maquillaje, y por eso se han esforzado por parecer lo más severas y sencillas posible. Ese no era el punto de Pablo. Lo que quiere decir es que las mujeres cristianas no deben confiar en un artificio que sólo sirve para decorar el exterior y que, cuando se exagera, las tacha de superficiales.

Lo que hace realmente bella a una mujer es el amor y la bondad que brillan en su interior, y que se revelan en las buenas obras más que en los collares de perlas. Las mujeres deben sentirse libres para hacerse atractivas. Pero deben dedicar más tiempo a embellecer su interior que a decorar su exterior.

«Enseñar o tener autoridad sobre un hombre» (1Ti 2:11-14)

Este es uno de los pasajes más controvertidos del Nuevo Testamento, principalmente porque no estamos seguros de lo que significa exactamente, pero lo citamos de todos modos para «mantener a las mujeres en su lugar».

Ciertamente hay un lugar para las mujeres en el ministerio activo de la iglesia. Pablo habla con aprobación de las mujeres que oran y profetizan en la iglesia (1Co 11:5). Alabó a la madre y a la abuela que formaron a Timoteo (2Ti 1:5; 2Ti 3:15). Y Pablo esbozó responsabilidades específicas de enseñanza para las mujeres mayores en su Carta a Tito (Tit 2:3-4).

Lo que parece estar en juego aquí es la «enseñanza autorizada», es decir, una declaración autorizada de los líderes de la Iglesia sobre la verdad o el estilo de vida cristianos. En algunas tradiciones esto se entiende como que las mujeres, bienvenidas en cualquier otro papel, no deben servir como «ancianas» o miembros de la «junta» responsable de la supervisión espiritual de la iglesia.

Sé que este entendimiento molesta a algunos. Pero quizá no debería. Después de todo, ¡la mayoría de los hombres también están excluidos de esta función de liderazgo en la iglesia! Y servir como «anciano» es sólo una de las muchas oportunidades de ministrar dentro y fuera de los muros de la iglesia local. Tal vez cada uno de nosotros debería centrarse en las cosas que podemos hacer, y hacerlas para la gloria de Dios, en lugar de resentirnos por haber sido excluidos de las cosas que no podemos hacer. El resentimiento sólo puede profundizar nuestro dolor, mientras que servir a los demás de cualquier manera puede traernos alegría y glorificar a nuestro Señor.

«En Toda Sujeción» (1Ti 2:11)

El diccionario de Vine sugiere que «el mandato no está dirigido a una rendición de mente y conciencia, o al abandono del deber del juicio privado; la frase ‘con toda sujeción’ es una advertencia contra la usurpación de autoridad» (Vine’s Expository Dictionary).

Los que tergiversan versículos como 1Ti 2:11-12 para sugerir que las mujeres son inferiores, o para exigir sumisión, violan el espíritu de la Palabra de Dios, además de violar la sana interpretación.

«Pero se salvará engendrando hijos» (1Ti 2:15)

Este desconcertante versículo ha dado lugar a diversas interpretaciones. Algunos piensan que «engendrando» se refiere al nacimiento de Jesús. Algunos relacionan el versículo con Gn 3:15, y la promesa de una Simiente que aplastará a Satanás y traerá la salvación a la humanidad. Otros ven el versículo como una continuación de la discusión de Pablo sobre el papel de la mujer. La mujer encontrará la salud física y la realización espiritual aceptando el papel de madre, que la sociedad considera propio de la mujer. Aquí «salvara» no es la liberación teológica del alma, sino la liberación muy práctica de la mujer de una necesidad sentida de negar su sexo en busca de un papel más «importante y de propósito» en la vida o en la iglesia.

Tú y yo no tenemos necesidad de negar nuestro sexo, nuestra raza, nuestra herencia o nuestras señas de identidad para ser importantes como cristianos. Podemos encontrar satisfacción en servir a Cristo donde y como somos.

«Si alguno desea ser obispo o diacono o dirigir» (1Ti 3:1-7)

La traducción tradicional de episcopos es «obispo». La palabra parece usarse indistintamente con presbuteros, «anciano» (cf. Tit 1:6-7). El hecho de que hubiera varios obispos/ancianos en las iglesias del primer siglo (cf. Act 20:17) deja claro que el título significaba algo diferente entonces de lo que significa en las denominaciones actuales.

Nuestro mejor entendimiento es que los obispos/ancianos/presbiteros eran responsables de la supervisión espiritual de las iglesias locales, o quizás de varias iglesias-casa. Su misión era enseñar tanto la sana doctrina como un estilo de vida santo, y equipar a los creyentes para la participación activa en el ministerio. Uno que «pone su corazón en» ser supervisor seguramente «desea una noble función». Pero el liderazgo de la iglesia es una gran responsabilidad, no un cargo honorífico que se pueda incluir en el currículum. Los líderes cristianos se sacrifican para servir.

«Los diáconos, igualmente» (1Ti 3:8-16)

Aunque la función específica de los diáconos del primer siglo también es un misterio, de estos versículos se desprende claramente que cualquiera que represente oficialmente a una congregación cristiana local debe tener una vida ejemplar.

Resulta fascinante que, aunque Pablo no definió los deberes de ningún líder de la iglesia, fue más que cuidadoso al describir su carácter. Podemos llamar a nuestros líderes por cualquier nombre que deseemos, y asignarles cualquier deber. Estas cosas siempre han cambiado de una época a otra, y de una sociedad a otra. Lo que nunca puede cambiar es el alto estándar de carácter y conducta cristiana que se requiere de aquellos que guían al pueblo de Dios.

Devocional El amor es ciego (1Ti 3:1-7)

Cuando las mujeres oran por un hombre, deberian de destacar ciertas cualidades internas antes que externas, y aquí me estoy refiriendo al caracter. Yo se que es dificil encontrar ciertas cualidades, pero para Dios no hay nada imposible. Cuando presento esta lista a las mujeres más jovenes, dicen que solo debe existir dos hombres con estas cualidades, y uno ya debe estar casado.

Dios tiene su propia lista desafiante de calificaciones para los líderes de la iglesia. Y nosotros como cristianos debemos mirar de cerca a los candidatos para el liderazgo espiritual, ¡y elegir a nuestros líderes con los ojos bien abiertos!

Aquí hay 15 cosas en la lista de Dios para obispos/ancianos/diaconos, aquellos líderes de la iglesia local que están encargados de la supervisión espiritual de una congregación local. Consúltelas con cuidado, y revise cuidadosamente a los candidatos cuando llegue el momento de elegir a los líderes de su iglesia.

1. «Irreprensible». Si alguien presentara cargos contra esta persona, ¡todo el mundo se reiría de él!

2. «Marido de una sola mujer». No «casado una sola vez», sino totalmente fiel.

3. «Sobrio». Este individuo lúcido no toma decisiones precipitadas.

4. «Prudente». ¡Cuidado con la persona que se deja llevar por ideas descabelladas!

5. «Decoroso». Puedes contar con un hombre que se comporta de manera ordenada y honorable.

6. «Hospedador». Una persona que ama a los extraños y siempre da la bienvenida a los amigos ¡es adecuada para una fe que enfatiza el amor!

7. «Apto para enseñar». El buen líder puede no ser el más hablador. Es el que exhibe la comprensión más profunda de las Escrituras y su aplicación a la vida.

8. «No dado al vino». Cuidado con la persona achispada o revoltosa que describe esta frase sugerida.

9. «No pendenciero». La persona competitiva que siempre quiere ganar no es apta para el liderazgo de la iglesia.

10. «Amable». Si unimos estas cualidades, podemos vislumbrar la cualidad a la que se refería la palabra griega: amable, bondadoso, previsor, considerado, genial. En otras palabras, ¡no el entrenador de fútbol decidido a ganar a toda costa!

11. «No pendenciero». He aquí otra persona a evitar: el individuo contencioso siempre dispuesto a pelear, o a elegir a uno.

12. «No amante del dinero». El amor por las posesiones acaba destruyendo el amor por las personas. Y las personas deben ser la prioridad del líder cristiano.

13. «Que Gobierne bien su casa». Nuestra capacidad de influir en otros para bien se ve primero en la familia. Si no se ve allí, no se verá en la iglesia.

14. «No un neofito o recien convertido». Sólo se puede saber el tipo de fruto que produce una planta cuando ha madurado.

15. «Buen testimonio con los de fuera». Los no cristianos reconocen rápidamente a los farsantes.

La lista es larga. Y puede ser difícil encontrar gente que encaje. Pero la cualificación de liderazgo más importante que un cristiano puede tener es un carácter piadoso.

Para terminar, no anhele el liderazgo. Desee ser la clase de persona que los líderes deben ser. Alguien dijo que: «El hombre más apto para un alto puesto no es el hombre que lo exige».