“Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios y vuestros pecados han hecho que oculte de vosotros su rostro para no oíros” (Isaías 59:2)

Recibí un terrible E-mail con este mensaje: “Soy un joven de 24 años, vivo solo no tengo a nadie, me gustaría que me ayuden, aunque sinceramente yo ya no creo más en ese Dios que yo prediqué… Cuantas veces lloré porque Dios me corrija y de mi parte me esforcé con todo el amor que le tenía, al contrario empeoré, me decepcioné y quise terminar con mi vida. Le pedí, ayuda económica, un trabajo y que me sane y hubo silencio…”

Al igual que este joven, hay millones de personas en decepción porque “Dios no oye sus oraciones, ni atiende sus problemas”. ¿Por qué Dios no oye y oculta su rostro?Por el pecado del ser humano, que hace una barrera, entre Dios y el hombre.

Además, “el pecado retrasa la llegada de la salvación”; y pone oxido y corrupción pues, “sus pies corren al mal, derraman sangre inocente… el rebelarse y negar a Jehová; el volver la espalda a nuestro Dios,el hablar calumnia y rebelión” Cuando esto sucede, Dios oculta su rostro de la nación y de la familia.

Si esto es pecado, ni siquiera la sociedad podrá sobrevivirlo, menos aún la comunión del hombre con Dios. Los huevos de áspides y las telas de araña hablan con toda claridad de la ponzoñosa influencia de los impíos, los esfuerzos para prohibir el arte obsceno y la inutilidad de confiar en sus políticas o promesas débiles como una telaraña. (Guthrie NCB 1985)

El análisis de este capítulo da la respuesta al mensaje rebelde y a la blasfemia contra Dios, quien realmente nos ama y desea el bien; pero nuestras iniquidades nos alejan del Señor, para esto pidamos perdón a Cristo, para que nos limpie de todo pecado.

Si Dios no contesta su oración; es hora de adorarlo con limpio corazón…

REFLEXION:

En vez de maldecir a Dios, alábalo y arrepiéntete de todo mal y Él transformará tu vida para siempre.