“El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros, a pregonar el año del favor del Señor…”  (Isaías 61:1-2ª NVI)

¿Quién soy yo? ¿Para qué vivo en la tierra? Estas preguntas identifican la persona y el propósito al ser creado.Todo tiene un plan y un propósito en la mente de Dios. Veamos la misión y planes del Mesías para el ser humano.

En toda profecía encontramos dos lados: uno, el histórico, aquí el profeta Isaías es el pregonero que anuncia a los pobres el mensaje liberador. Dos, el futuro, el Señor Jesucristo es quien proclama el Evangelio del reino de Dios, que sana y libera a toda persona que se sujeta a su plan de salvación.

“Me ha ungido”, cuál rey y sacerdote, que se le colocaba aceite en consagración de una misión; el Mesías o “ungido” pregona las buenas noticias a los “pobres de espíritu” que necesitan a Dios. Él sanó a los heridos, liberó a los presos del diablo y proclamó la voluntad de Dios.

Es interesante saber que el Señor Jesús leyó en la sinagoga el presente texto en estudio y atribuyo a Él, su cumplimiento. Es que el Señor Jesucristo, predicó el Evangelio de Salvación, sanó a los enfermos y su ministerio revolucionó el mundo.

Si deseas que Cristo salve tu alma y sane tu ser, ven a Él, tal como estás para que haga un milagro en tu vida. Y tu peregrino proclama y vive el “año agradable del Señor”. Hoy comienzo a experimentar salud y vida porque el Señor vive en mí.

Como agradecimiento, hoy oraré e invertiré, persona, tiempo y dinero para la misión de Cristo.

REFLEXIÓN:

Predica y práctica el Evangelio continuamente, porque al hacerlo, estas en la misma misión del Mesías.