DIOS NO TE RECHAZA

«¡Bendito sea Dios, que no rechazó mi plegaria ni me negó su amor!» Salmos 66:20

Es difícil superar un rechazo. Cuando somos adolescentes, duele mucho que la chica que nos saca el sueño, nos diga que no. O que nuestro amigo de siempre, prefiera ahora estar con otro. Crecemos y la situación se agrava. El entorno mira más el poder adquisitivo. Vales por lo que tenés, no por lo que sos.

Y te vas quedando afuera porque no mostrás la misma ropa, o los mismos zapatos. Ni qué hablar cuando no quedas seleccionado para el trabajo o te dejan afuera del equipo de volley. El sentimiento es similar al vacío. No queda nada, solo frustración. Algunos siguen adelante y prueban de nuevo, para ser nuevamente rechazados. Otros bajan los brazos y eligen quedar relegados.

Todos en algun momento de la vida, fuimos rechazados por alguien. Sabemos cómo duele, tanto como el salmista. David tuvo una vida complicada. Rechazado por sus hermanos, por su rey, por sus soldados, por sus hijos, por su pueblo, por sus enemigos, por sus supuestos amigos. Vivió huyendo la mitad de su vida para salvar su vida.

A pesar de eso, nunca bajó los brazos, podría haberse quedado deprimido y derrotado en un rincón de la vida, llorando sus penas, perdiendo su futuro, lamentando sus fracasos. Pero siguió siempre adelante. No era un super hombre. Pero tenía una ayuda maravillosa.

David sabía que podia recurrir a Dios, con cualquier problema, y que nunca sería rechazado. No importaba cuál fuera su problema, ni cómo estaba de ánimo, ni qué ropa tuviera puesta, ni dónde estuviera parado. Dios siempre tenía tiempo para David. Escuchaba siempre sus pedidos, y jamás le negaba Su amor.

Muchos años mas tarde, hoy vivimos una sociedad que discrimina y rechaza. Pero Dios sigue siendo el mismo. Él no rechaza a nadie, a vos tampoco. Dios tiene amor suficiente para darnos a cada uno nuestro lugar, nuestro espacio, nuestro tiempo.

Si hoy estás necesitando algo de Dios, no creas que Su silencio es rechazo. Él maneja otro horario distinto al nuestro, aunque nos cueste entenderlo. Pero Su no respuesta no es un síntoma de desprecio. Su amor por vos sigue intacto, Su atención para vos sigue al 100 %, Su dedicación por tus necesidades se mantiene inalterable. Jamás te aleja.

REFLEXION – Dios siempre te hace un lugar.

Un gran abrazo y bendiciones

Dany