“Los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a los cuales amaron y sirvieron, en pos de los cuales consultaron y ante los cuales se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra”  (Jeremías 8:2)

Nuestros padres de la antigüedad, y también los indígenas adoraban al sol, la luna y todos los astros. Hoy se adora a la criatura, a un objeto a una persona muerta y se consulta a la astrología para saber el futuro. Cuando solamente Dios conoce el futuro y es la única persona digna de toda adoración.

En el antiguo oriente estaba muy difundidos el culto a los astros y a la práctica de la astrología.Se pensaba que los astros ejercían una misteriosa influencia sobre el destino de los seres humanos, y por eso se estudiaba el movimiento de las constelaciones con la esperanza de poder predecir el futuro.Este versículo desautoriza en tono de ironía esas practicas supersticiosas. Los astros siguen su curso imperturbable sobre los cadáveres de sus fieles adoradores, sin prestarle ninguna atención y ninguna ayuda.(RV95)

Lo que señala este capítulo es inconcebible, la adoración a los astros en vez del Señor. No se conocía el juicio de Dios y para colmo: “Cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos practican el engaño”. Igual es hoy, se adora a objetos, imágenes, personas muertas, se consulta al horóscopo antes que la Palabra de Dios. Se lleva una religión superficial, se habla de paz y hay guerra en el corazón humano.

Israel tenía la medicina a la mano, pero no la tomaba. Tenía a Dios, a Jeremías, que les dice la verdad y no obedecieron al Señor. Es igual hoy, está la Biblia, los predicadores y la gente no busca y adora a Dios.

Como dice la canción: Saca a Dios de la Iglesia y llévalo a la fábrica donde trabajas. Porque Dios, es Dios vivo, y si pensáis que está muerto, equivocado estás.

REFLEXION:

¿Es Dios la persona que más amasí O a quien amas más…