Ha sido data a un pequeño niño la oportunidad de escoger un perro como presente en su cumpleaños. En la tienda de mascotas le mostraron varias crías. Él escogió un que sacudía el rabo sin parar. El padre le preguntó el motivo por el cual había escogido aquella perro en particular y elniño contestó: «Preferí lo que me mostraba un final feliz.»
¿Que futuro podemos esperar delante de las elecciones que tenemos hecho? ¿Lo que ha motivado nuestras decisiones, un entretenimiento pasajero, una prosperidad ilusoria o la
certeza de que, tomando aquel camino estaremos garantizando la felicidad para siempre?
Muchas ofertas con que deparamos en este mundo son engañosas. Están embrolladas con papel brilhoso y coloreado,pero no pasan de trampas que sacarán nuestro sueño, la paz
que anhelamos y la alegría en los días venideros.
Si anhelamos alcanzar una vida con final feliz, no necesitamos perder mucho tiempo con elecciones. Basta que aceptemos Jesus Cristo como Señor y Salvador y que lo
sigamos diariamente. Nosotros nos regocijaremos en la vida eterna que nos aguarda.
Cuando colocamos el Señor en primer lugar en nuestra vida, nuestra relación con padres, hijos y hermanos se vuelve mucho más agradable y bendito. Nuestra casa se transforma, la alegría es abundante y la armonía es total. Cuando
escogemos servir al Señor la victoria está asegurada.
¡Elija Jesus y usted tendrá lo más feliz de los finales!
Paulo Barbosa
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