24 de agosto de 2005

Romanos 7:4-6
4 Por tanto, hermanos m?os, también a vosotros se os hizo morir a la ley por medio del cuerpo de Cristo, para que se?is unidos a otro, a aquel que resucit? de entre los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.5 Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas despertadas por la ley, actuaban en los miembros de nuestro cuerpo a fin de llevar fruto para muerte.6 Pero ahora hemos quedado libres de la ley, habiendo muerto a lo que nos ataba, de modo que sirvamos en la novedad del Espíritu y no en el arca?smo de la letra.

Curso sobre obst?culos
Eric Liddell gan? una medalla de oro en la carrera de los 400 metros en los Juegos Ol?mpicos de Par?s en 1924. Dos d?cadas más tarde, el campe?n ol?mpico escoc?s convertido en misionero era una de las 1.800 personas que hab?a en un campo de internamiento japon?s en la China ocupada durante la Segunda Guerra Mundial.

Durante una de las charlas que dio en el campamento, Liddell cont? de cuando vio una carrera de obst?culos en la que el corredor que iba a la cabeza tumb? un obst?culo, d?ndoles a los que ven?an detr?s una oportunidad de correr a través del espacio y ganar tiempo. El hombre que ven?a en segundo lugar «se desvi? hacia el costado, salt? por encima del obst?culo que se encontraba junto al que hab?a ca?do, y luego regresí al borde de la pista –dijo Liddell–.

Recuerdo la emoci?n que corri? a través de mi interior y la ovaci?n que hizo la multitud en se?al de respuesta. Eso fue lo mejor que se hizo ese día. Aquel corredor no gan?; he olvidado quién gan?, pero nunca podr? olvidar esa acci?n. Ese corredor no pudo actuar de otra manera, pues estaba siendo impulsado por el esp?ritu deportivo. Ese esp?ritu estaba arraigado en Él, formaba parte de Él mismo.

El deporte es maravilloso. Lo más maravilloso de Él no son los logros casi sobrehumanos, sino el esp?ritu del que está hecho. Si se quita ese esp?ritu el deporte muere.

El Espíritu Santo es para la vida cristiana lo que el esp?ritu deportivo es para el deporte, y aún más. Sin Él en nuestra vida, incluso en el mejor de los casos somos. . .  perfecci?n muerta y nada más.»

Pablo dijo: «Pero ahora hemos quedado libres de la ley, habiendo muerto a lo que nos ataba, de modo que sirvamos en la novedad del Espíritu y no en el arca?smo de la letra» (Romanos 7:6). Cuando el Espíritu gobierna nuestra vida podemos hacer de buena gana lo que es correcto hacia Dios y los demás, incluso si esto significa perder un premio.

Eric Liddell vivi? según estas palabras de una de sus canciones favoritas: Espíritu de gracia, mora conmigo

Yo mismo ser?a lleno de gracia

Y con palabras que ayudan y sanan

Tu vida en la mía se revelar?a

Y con acciones osadas y mansas

Hablar?a yo por Cristo mi Salvador.

(Thomas Toke Lynch) –DCM

destino
?Qu? atajo moral o espiritual estoy tentado a tomar hoy? ¿De qué manera está Dios usando algún obst?culo en mi vida para realzar mi testimonio de Él? n Le pedir? al Señor que me ayude a pasar por las circunstancias difíciles de mi vida en vez de rodearlas para tratar de encontrar alguna salida.

en resumidas cuentas: el Espíritu nos ayuda a optar por hacer lo que es correcto.

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