TE RECUERDO

Parece ayer, pero fue hace más de cuatro años cuando presencié aquel hecho cuya anécdota incluye una interesante moraleja.

Junto a unos amigos estábamos a la espera de nuestra orden «para llevar». El restaurante tenía todas las mesas ocupadas, por lo que aquella nos pareció la mejor opción. De repente, un grupo de comensales empezó a palmear y decir: -«¡Que se vaya! ¡Que se vaya!»

¡Imagínese la situación! Enseguida nos dimos cuenta de que no se referían a ninguno de nosotros (¡uno nunca sabe!), sino a un ex Intendente (alcalde) de la ciudad en donde vivo, cuyo historial en la función pública podría resumirse en dos palabras: sórdida corrupción.

No transcurrió más de un minuto para que aquel político se levantara de su mesa y se retirara de aquel sitio con la vergüenza que supone volver a encontrarse con la memoria activa de sus antiguos gobernados.

León Gieco (renombrado cantautor argentino) dice en los estribillos de una famosa canción*:  

…la memoria despierta para herir a los pueblos dormidos que no la dejan vivir libre como el viento…

…la memoria pincha hasta sangrar a los pueblos que la amarran y no la dejan andar libre como el viento…

…la memoria estalla hasta vencer a los pueblos que la aplastan y que no la dejan ser libre como el viento…

…la memoria apunta hasta matar a los pueblos que la callan y no la dejan volar libre como el viento…

¡No podemos vivir como personas desmemoriadas! Es una actitud que muchos prefieren (por diversos motivos), pero cuya realidad nunca incluye resultados positivos sino consecuencias negativas. Tal estilo de vida truncará la posibilidad de aprender lecciones para el presente, lo que tarde o temprano hará las veces de terreno fértil para que se cometan los mismos errores del pasado.

La Biblia dice: "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento". Oseas 4.6 (RVR60)

Para pensar, reflexionar… y actuar.

¡Buen Fin de Semana!