Fue una escena de aquelarre, de paganismo ancestral o de película de terror de Hollywood. Pero fue una escena verídica, que ocurrió en un país muy desarrollado. Todo sucedió en el poblado de Ráquira, departamento de Boyacá, Colombia.

Los hermanos Casimiro y Luis Felipe Casas, dos sencillos y crédulos campesinos, bajo la influencia de las prédicas de un astuto sujeto, decidieron matar a sus respectivas esposas, momificarlas y esperar luego su resurrección. Mientras tanto, ese sujeto les sacó todo el dinero.

Las esposas nunca resucitaron, los bienes y el dinero que los ingenuos hermanos dieron al individuo nunca les produjeron nada, y la policía debió encerrar a los dos hombres acusados de homicidio.

Grande es, en muchas partes, la ignorancia de la gente. Sobre todo, es grande la ignorancia sobre las verdades fundamentales del cristianismo. Por eso es que ocurren continuamente casos como éste, de fanatismo, credulidad, temor infundado e insensibilidad.

Cuando el cristianismo hizo su aparición en el mundo, fue la esperanza de millones de hombres y mujeres. Porque el Evangelio de Cristo traía la liberación de la superstición, el paganismo, los temores y la ignorancia.

Los primeros predicadores del Evangelio hablaron del amor de Dios para toda la humanidad, del sacrificio perfecto de Cristo que traía salvación gratuita, de la reconciliación del hombre con Dios por medio de Jesucristo, y de la bendita esperanza de la resurrección y la vida eterna.

Ni el judaísmo, ni la filosofía griega, ni las religiones orientales, ni el pragmatismo romano, ni las innumerables sectas de Creta, Fenicia, Egipto, Babilonia o India pudieron nunca ofrecerle a la humanidad una doctrina tan clara, tan racional, tan hermosa y tan fraternal. Pero el diablo fue más astuto que los incautos cristianos, y los sumió de nuevo en las tinieblas del error, tergiversando poco a poco las enseñanzas puras de Jesucristo y de los apóstoles.

¿Cómo recuperar la pureza del Evangelio y la fe potente, limpia y verdadera de los primeros cristianosí Por medio de un retorno a la Biblia y una entrega completa de mente, voluntad y corazón al Señor Jesucristo.