En la oficina eran alrededor de veinte y él apenas entraba a trabajar como Contador Público. Un lugar agradable, en el que el tip tip tip de las máquinas de computador se confundían con las conversaciones e incluso las risas de los empleados.

Comenzó a confundirse con sus compañeros de trabajo. El trato apenas natural. Y todo marchó en esa línea hasta que se acercó el viernes y uno de ellos propuso una jornada de integración. "Será en un club cercano. No nos quedaremos hasta muy tarde. Nos tomaremos unos cuantos tragos y nada más", explicó.

Allí comenzó el verdadero conflicto. Lo pensó varias veces. ¿Cómo decirles que era cristiano? Aquellas prácticas reñían con su fe. No sabía cómo poner de presente que no iría.

Su mayor confusión era cómo revelar que era cristiano. Razonó que tal vez se burlaran de él. Dirían que se trataba de un fanático. Aquello era inconcebible. Pero estaba de por medio la celebración que tenía todos los ribetes de parranda. Lo meditó una y otra vez. Al final decidió ir.

¿Cómo está actuando usted?

El amado Señor Jesucristo fue muy claro cuando advirtió: "Os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios." (Lucas 12: 8, 9).

Hay muchas formas de negar a Dios. Puede ser desconociendo su existencia. No reconociendo su grandeza. También ocultando delante de los hombres nuestra convicción de fe. Ese temor a confesar que somos cristianos, es nefasto.

Es importante que revise su vida. ¿Acaso está testimoniando de Diosí ¿O tal vez, lo está negando? Solamente usted sabe cuál es la reacción que le asalta ante la posibilidad de que los demás se den cuenta de que usted es cristiano.

Dios nos ayudará a guardar el testimonio

En la Biblia encontramos la promesa del Señor Jesús de que nos ayudará a guardar el testimonio, respondiendo lo que se requiera cuando seamos confrontados acerca de nuestra confesión de fe.

El amado Hijo de Dios dijo: "Cuando os trajeren a las sinagogas, y ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis por cómo o qué habréis de responder, o qué habréis de decir; porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que debáis decir." (Lucas 12:11, 12).

En el mundo encontraremos muchas personas que cuestionarán su forma de vivir a Cristo, pero no tema. Por el contrario, permanezca firme bajo el convencimiento de que en el momento crítico encontrará las palabras apropiadas.

Es importante que al concluir la lectura de éste artículo, piense detenidamente en el hecho de que su testimonio es sumamente valioso, delante de los hombres y delante de Dios. Y es fundamental que cuidemos de él.
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