Mucha gente anda por el mundo buscando satisfacer sus necesidades, sus deseos, sus ansias, y pareciera que buscan una lámpara como la de Aladino, que les cumpla todos sus deseos, pero vemos que esto entra en conflicto con lo que la Biblia nos dice acerca de Dios, ya que nos enseña que Él es la fuente de toda riqueza, de salvación, de gracia; que es el manantial inagotable de vida, que da paz al cansado, alimento al hambriento, sacia la sed de justicia, que es quien hace brotar la semilla, que debemos buscarle a El y sólo a El: «Busquen primeramente el Reino de Dios y su justicia, y lo demás yo se lo añadiré.» (Mt. 6:33) La lámpara de Aladino nos revela los profundos deseos del alma humana, que anhela riqueza, fama y poder. El Señor dice: «¿De qué le valdrá a un hombre haber atesorado muchas riquezas si al fin de la jornada se encuentra perdida su alma?» (Mt. 16:26)

La única lámpara que puede salvar a la gente del pecado, de la muerte y de la influencia de un mundo lleno de vanidad es la fe en nuestro Señor Jesucristo, tal y como lo enseña la Palabra de Dios. Dice la Escritura: «Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino» (Sal. 119:105). Lo de Aladino es puro cuento, pero la Biblia permanece para siempre y nos enseña que Jesucristo es vida y vida en abundancia; acércate a esta lámpara y vivirás para siempre, Dios te ama, quiere salvar tu alma, no te tardes, ninguna lámpara brilla como la luz de Jesucristo, que te ofrece vida eterna y adoptarte en su familia, si le aceptas como tu Señor y Salvador personal, y empiezas a vivir dentro de sus principios y mandatos bíblicos.