Hombre presumido, ¿cómo podrías contemplar al Dios de gloria sin ser aniquilado? No sabes ni siquiera discernir la sabiduría que aparece en sus obras y ¿quieres verle a él mismo? Y aun cuando te fuera posible verle, no pienso que te dejarías ganar por su amor. No obrarías mejor que los hombres de antaño, quienes no quisieron reconocer a Jesús, el Hijo de Dios. Aunque les daba todas las pruebas posibles de su divinidad al sanar enfermos y lisiados incurables, al resucitar muertos y haciendo callar a los desencadenados elementos de la naturaleza. 

       Le devolvieron mal por bien; lo trataron como a un malhechor, pidieron a Pilato que les liberara a un bandido antes que a Jesús. A una gritaron: ?Fuera, fuera, crucifícale!? ¿Reconocieron su falta cuando hallaron la tumba vacía en al que manos piadosas habían puesto su cuerpo? En absoluto. Y hoy en día, ¿se arrepienten los hombres del crimen cometido por sus padresí Tampoco. Dios fue visto en un hombre, pero aquellos a quienes así fue presentado no quisieron creer. Jesús dijo: ?Si yo no hubiese hecho entre ellos obras que ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; pero ahora han visto y han aborrecido a mí y mi Padre? (Juan 15:24). 

       No deje de lado el lector, como ese razonador, la oportunidad de aceptar al Señor Jesús como su Salvador.