existen tempestades peculiares en el Océano Indico…
tifones y monzones.  Son peculiares porque no se mueven con mucha velocidad.  No se dirigen del este para el oeste o del norte para el sur.  En vez de eso, se mueven en círculos alrededor.  F.  W.  Troy fue enterado por un capitán del mar que si intentasen navegar sin comprender las características de esas tempestades, buscando fugar de ellas, ciertamente ahondarían.  "Delante de un monzón," dijo él, "lo correcto es enfocar su centro y navegar alrededor hasta que el mismo sea alcanzado.  Alcanzando el centro, no habrá cualquier peligro y se podrá descansar tranquilamente."

Así es con relación a nuestra vida con Dios.  Cuando intentamos alejarnos de Su presencia luego encontramos una fuerza destructiva.  Cuando buscamos el centro de Su voluntad, hallamos paz y tranquilidad.  Estando allí, descubrimos que la voluntad del Señor es buena, perfecta y agradable, como descrita por el apóstol Paulo.

Muchas veces enfrentamos angustias y aflicciones exactamente porque buscamos  fugar de las tempestades siguiendo en la dirección errada.  Buscamos socorro y soluciones para nuestros problemas en lugaress que nada pueden ofrecer en ese sentido. Lo qué verdaderamente encontramos es más luchas, más desesperación, más chascos y un desánimo que puede acabar de una vez con nuestras esperanzas.

Cuando nos alejamos con vientos contrarios y batallas espirituales de difícil solución, lo mejor es confiar en el Señor, buscar comprender lo que Él anhela y seguir en dirección al centro de Sus propósitos.  Nada acontece sin Su permiso y, comprendiendo eso, dejemonos llevar por Él para que sepamos lo que anhela enseñarnos.
Con fe llegaremos exactamente adonde Él quiere llevarnos y la bendición que nos aguarda será muy mayor de lo que la aflicción que nos tomo por algún tiempo.