Reflexiones Cristianas – Acabando Con Los Charcos
 

Dr.  J.  H.  Jowett, hablando a respeto de la importancia de la unidad y de la falta de comunión entre las personas, usó las siguientes palabras: "Cuando la marea está baja, existe gran cantidad de charcos en la orilla.  Cuando la marea está alta, ellos se juntan y las pequeñas separaciones quedan perdidas en una unión esplendida."

Cuando nuestra vida enfrenta una marea espiritual baja, perdemos el amor a los hermanos, dejamos de participar de la vida evangelizadora de la iglesia, nuestra relación con Dios si enfría y olvidamos del valor que tenemos delante del Señor y de la promesa de que en todo "seremos más de lo que vencedores."

La experiencia victoriosa de la Iglesia Primitiva deja de hacer parte de nuestro cotidiano.  No más vivimos en plena comunión con todos y los intereses pasan a ser otros.  No más estamos unidos de alma y mucho menos tenemos el mismo pensamiento.  Pasamos a vivir lejos de la fuente de agua viva y no disfrutamos más de la manantial de bendiciones.  Como pequeños charcos, de aguas paradas y sin vida, convivimos apenas con los recuerdos de lo que otrora había sido una vida feliz y abundante.

Pero la situación no es definitiva.  Las cosas pueden cambiar.  Las bendiciones aún están disponibles para cada un de nosotros.  La marea del amor inconmensurable de Dios, empieza a ascender.  Ella siempre asciende para alcanzarnos.
Quiere acabar con los charcos de la desilusión y de la tristeza.  Quiere nos traer de vuelta al convívio con las victorias.  Quiere, de nuevo, anegar nuestros corazones con la verdadera dicha.

Permitamos que los charcos desaparezcan, que las aguas paradas nunca más vuelvan a si formar.  Extendamos nuestras manos y nos juntemos a los demás que nunca se dejaron transformar en pantanos de fracaso espiritual.  La vida nos espera, el júbilo está a nuestra frente de brazos abiertos.
Seamos junto a la marea alta de la gracia abundante de Dios.