Por eso el Señor cubrirá de sarna la cabeza de las hijas de Sión; el Señor las dejará completamente calvas. En aquel día, el Señor arrancará todo adorno: hebillas, diademas, broches, pendientes, pulseras, velos, pañuelos, cadenillas de los pies, cinturones, frasquitos de perfume, amuletos, anillos, argollas para la nariz, ropas de gala, mantos, chales, bolsos, espejos, telas finas, turbantes y mantillas. Habrá pestilencia en vez de perfume, soga en vez de cinturón, calvicie en vez de peinado elegante, ropa de luto en vez de trajes lujosos, vergüenza en vez de belleza. Isaías 3:16-24
En el Cercano Oriente el modo de caminar comunicaba actividades específicas; los adornos en los tobillos hacían dar pasos cortitos, hoy en día también podemos dar mensajes, comunicar un pensamiento por medio de mi manera de vestir, y no sólo el vestuario ostentoso es el que indica lo que hay en el corazón.
Subordinación.- Todo el vestuario de estas mujeres estaba relacionado con la sumisión a algún ídolo o la filiación a una religión alejada de Dios.
Idolatría.-Los broches probablemente en forma de luna, implicaban la veneración a la diosa luna; los anillos contenían un sello y eran signos de autoridad, las argollas que normalmente las usaban en la nariz eran usadas sobre todo por las novias.
Superstición.-Como regla general, los judíos no favorecían la extravagancia en el vestido, los zarcillos de oro de las mujeres israelitas contribuyeron para que Aarón hiciese el becerro de oro (Ex. 32:2). Estos zarcillos Tenían como principal patrón los que eran en forma de bolas, pendientes largos, formas semicirculares o discos, estos amuletos se usaban en tiempos de Isaías y aún se usan en el Oriente como un hechizo para proteger a la persona de varias clases de males.
Temor.- El vestido de estas mujeres estaba cargado de amuletos, adornos, telas y colores que las protegían del mundo y sus propios temores.
Al compartir con ustedes este devocional no es mi sentir hacer una doctrina de la ropa que usamos para que las damas dejen de usar adornos o empiecen a vestir como monjas.
Cuando medité en este verso de Isaías, Dios me permitió ver la actitud de aquellas mujeres de Sión: Orgullosas, perfumadas elegantes, todo apariencia pero en el fondo llenas de temor. Y llenas de temor por eso era necesario usar tantas cosas para asegurarse un buen futuro, amuletos para la buena suerte, objetos para no ser dañadas, cosas externas que aliviaban su temor. Belleza lujosa, lindura extravagante, hermoso temor, todo esto terminaría en vergüenza. Dios les dijo a estas hijas de Sión que les arrancaría todos sus amuletos disfrazados de adornos porque ellos estaban supliendo la fe en el Dios verdadero. Hace unas semanas tuve la oportunidad de meditar con ustedes sobre la «suerte» y la respuesta de Dios a esta mala costumbre de conservar cosas, tradiciones y maneras que pertenecen al mundo del ocultismo.
Meditando en estos versos Dios me hizo ver que el peligro de depender de cosas externas esta muy ligado a nuestra condición de mujeres sensibles y más vulnerables que el varón.
Por eso espero que al estudiar estos versos recapacites conmigo sobre el celo que debes tener al vestirte, al no conservar cosas que te atan al pasado supersticioso y mucho cuidado también con tener limpio tu corazón de miedo y adicción a la aprobación.
A propósito de esto último, te invito a meditar sobre esta carga que algunas hemos llevado por años: «La adicción a la aprobación»
Con amor
Martha Bardales
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