Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas…y no según Cristo.Colosenses 2:8.

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida;nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6.

Seducciones venidas del oriente

¡En Francia hay más de un centenar de centros budistas! Miles de personas practican allí diversas formas de meditación. ¿Por qué estas religiones orientales tienen semejante atractivo? Por supuesto que primeramente se trata de una cuestión de moda y un entusiasmo ampliamente fomentado por los medios de comunicación para esas filosofías lejanas. Quizá se diga que se debe a la decepción que provoca el mundo moderno occidental y al cristianismo que le es asociado. Entonces el hombre prefiere dedicarse a curiosos ritos, a menudo idólatras, sin que se comprenda el sentido ni las implicaciones. Estas prácticas religiosas parecen ayudar al hombre a retirarse del mundo y a concentrarse en sí mismo. Pero son peligrosas, porque alientan a buscar la fuerza en sí mismo y rechazan la revelación del único verdadero Dios.

No hay ningún punto en común entre la fe cristiana y tales filosofías. Nosotros conocemos a Dios como nuestro Padre, ellas lo ignoran por completo. Recibimos su amor revelado en su Hijo Jesucristo, quien padeció para traernos el perdón, la paz y la vida eterna. Estas religiones pretenden conducir al hombre hacia una felicidad que sólo sería una ausencia de sufrimiento, un completo vacío. Dejan a sus adeptos en una perpetua y vana búsqueda, solos con sus pecados en presencia de la muerte. Pero al creer en Jesucristo hallo en él a mi Salvador, el cual me ama y me lo demostró al morir en la cruz.