La verdad transformadora, comienza cuando permitimos que una verdad sobria penetre en nuestro espíritu: Dios nos dio el poder para imaginar el futuro, pero no nos dio poder para controlarlo. Podemos imaginar las cosas buenas que deseamos, pero no podemos hacer que pasen. También podemos imaginar las cosas malas que no queremos que pasen, pero no podemos impedir que ocurran. La vida es, por su misma definición, incierta, incontrolable. Estas son palabras duras, lo entiendo, pero este mensaje tan cierto es el que más necesitamos escuchar. La vida es incierta. Cuando la verdad de este mensaje penetra, transforma el alma del control. Nos desencadena de las cosas y de aquellas personas que con tanta desesperación queremos dirigir. Esta verdad transformadora nos muestra que la vida no radica tanto en lo que hacemos sino en lo que somos. Nos muestra que somos simples mortales que no tenemos mucho control sobre ninguna cosa en este mundo incierto.
Esta verdad nos lleva a una nueva vista donde vemos que la única paz que podemos disfrutar en este planeta se halla en la fe, la confianza y la gracia que nos damos los unos a los otros. Por último nuestra fe en Dios y Su gracia es lo que nos da la serenidad para cambiar esas pocas cosas sobre las cuales tenemos control ?especialmente nuestra actitud?, y aceptar las cosas sobre las cuales no poseemos control. Esta verdad transformadora es la que nos permite entregar nuestra compulsión para controlar al Único que está en control.

Ponga en práctica la verdad transformadora

Damos por sentado el hecho de que solo Dios tiene el control absoluto. Una vez que comprenda esta verdad cabalmente, los próximos pasos lo ayudarán a vivirla.
No es necesario que yo le dé una lista de las cosas que debe y no debe hacer. Eso solo complicaría la transformación personal que está intentando. En vez de eso, le ofrezco tres vacunas para curar su enfermedad de control: ceda el control diariamente, incremente el potencial de los demás, y, si se equivoca, admítalo.

Ceda el control diariamente
Si es sincero acerca de abandonar los métodos controladores, tiene que hacerse el hábito de ceder el control. La mejor forma de convertir algo en hábito es construir en su vida recordatorios diarios y patrones que le hagan repetir esa conducta tan a menudo que ni siquiera tenga que pensar en lo que está haciendo. Se convierte en su segunda naturaleza.

Incremente el potencial de los demás
Nutrir es la cuestión. Nutrir el potencial positivo de otra gente. Casi puedo oír a alguno de ustedes decir: ?¿Nutrir? Esa palabra ni siquiera está en mi vocabulario?. Tiene razón. Por eso es tan importante que usted comience por comprometerse con ella. ?El éxito en la vida no tiene nada que ver con lo que se obtiene en la vida o con sus logros. Es lo que hace por los demás.? (Denny Thomas)
¿Qué está haciendo para estimular a los que lo rodean? ¿Cómo está incrementando el potencial de otra gente en el trabajo o en el hogar? Quizá pensemos que es un gesto de debilidad. ?Que nadie pueda tratar de ayudar sinceramente a otra persona sin ayudarse a sí mismo, es una de las más hermosas compensaciones de la vida?. Ralph Waldo Emerson.

Si se equivoca, admítalo
¿Qué hace cuando sabe que está equivocado? Sea sincero. ¿Trata de encubrirlo? ¿Trata de culpar a otro? ¿Busca justificacionesí ¿Confía en que nadie se dé cuenta y sigue su camino? Estas son algunas de las tácticas favoritas de los entes controladores cuando descubren que se equivocaron. Y también son algunas de las conductas más desagradables desplegadas por estos seres.
Si desea poner la verdad transformadora en práctica, tiene que admitir sus errores. Cada vez que lo haga estará diciendo: No estoy en control, soy falible, pero la vida continúa. Admitir sus errores constituye una de las vías más rápidas para desmantelar sus tendencias controladoras porque lo llevará derecho a la humildad.

Este artículo ha sido tomado del libro:  El controlador