Alumbrando El Local – Devocionales 

«Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos» (Mateo 5:16).

Años atrás, cuando Robert Moffat estaba en África, viajó para una localidad bien distante en el interior.  Cierto día él llegó junto a un árbol donde había una tabla fijada.  En ella estaba escrito que había una escuela cristiana en una aldea prójima.  Bastante sorprendido por creer ser el primero hombre blanco en aquella parte de África, se dirigió a la aldea.

Aproximándose al local, encontró una pequeña niña de cerca de doce años de edad, a quien dijo: «Vi una tabla en un árbol donde pude leer que había una escuela cristiana aquí en esta aldea.  ¿Podería me llevar hasta el maestro?» La niña bajó la brillosa cabeza sin contestar.  «¿Conoce al maestro?» preguntó él.  Hizo señas que sí con la cabeza.

«¿Bien, quién es el maestro?» insistió él.  Levantando entonces la cabeza, tímidamente, ella contestó: «Soy la maestra».  Moffat descubrió que la pequeña niña había sido llevada, cierta vez, para una tribu distante, donde ella oyó un misionero hablar a las personas sobre el amor de Jesus y había se tornado, desde aquel momento, la primera misionera para su tribu.

¿Lo que lleva una persona, siendo una pequeña niña, a querer hablar de Cristo para aquéllos qué están alrededor?

Ciertamente que la respuesta es la alegría experimentada cuando el Señor entra en su corazón.  Nada puede motivar más el interés en proclamar el Evangelio de Cristo que el cambio realizado en la vida de aquéllos que reciben su perdón y la salvación eterna.

¿Quien podría disfrutar el amor de Jesus sin compartirlo con los amigosí  ¿Quien podría recibir tan grande perdón — de los pecados — sin querer también perdonar aquéllos que le agraviaron?  ¿Quien podría tener una vida abundante con el Señor sin anhelar ardientemente qué todos a tengan también?

El lugar donde vive un verdadero hijo de Dios siempre estará alumbrado para todos quiene a él se aproximan.