Hormiga Humana – Parte: II

La sanación de un paralítico en el estanque de Betesda cerca de la puerta de las ovejas en las inmediaciones de Jerusalén; provocó que los principales judíos se ensañaran más en contra de Jesús al grado de que procuraban matarle porque ultrajaba la santidad del día Sábado.

El apóstol Juan registró las palabras de Jesús en respuesta al hostigamiento que estaba recibiendo por parte de las autoridades religiosas: «Mi Padre hasta ahora TRABAJA, y yo TRABAJO.» (Juan 5:17)

La historia de Marylin que compartí en la primera parte de Hormiga Humana es una demostración ejemplar de una persona que encontró «su punto óptimo» (expresión prestada de Max Lucado) para su vida; redituado en permanecer 50 años en el mismo oficio y para la misma institución, especialmente viviendo en una sociedad tan competitiva y apelativa al cambio como lo es la estadounidense.

Trabajar como cajera/o en un banco no solamente requiere de una gran responsabilidad, sino también de todas las manifestaciones del «fruto del Espíritu»(amor, gozo, paz, paciencia,…) para lidiar con las exigencias de una clientela muy diversa en sus estratos sociales, culturales y de educación cívica.

“¡Mucha gente odia su trabajo! Son incontables los empleados que lamentan las 83.000 horas que sus empleos les arrebatan a sus vidas. Si usted es uno de ellos, ¿qué podría hacer? ¿Cambiar de carrera? Quizás. ¿Buscar una que se ajuste mejor a su diseño? Pero hasta que pueda hacer el cambio, ¿cómo sobrevivirá? Todavía tiene cuentas por pagar y obligaciones que cumplir. QUIZAS EL PROBLEMA SEA MENOS SU OCUPACION Y MAS SU CONCEPTO SOBRE LA MISMA. ANTES DE QUE CAMBIE DE PROFESION, PRUEBE ESTO: CAMBIE SU ACTITUD HACIA ELLA.” (Max Lucado, Cura Para La Vida Común, pág. 102)

¿Habrá tenido Marylin frustraciones con sus superiores y hostigamiento por parte de algunos clientes en sus cinco décadas de ser cajera? ¿Qué cree usted?

Jesús también sufrió la indiferencia, la burla, el escarnio y el rechazo no sólo de su pueblo sino también de sus propios hermanos; pero aunque llegó hasta llorar por la incredulidad de aquellos que no lo recibieron, la última vez que oró por sus discípulos antes de ser arrestado por la turba dijo: “Padre, la hora ha llegado…Yo te he glorificado en la tierra; HE ACABADO LA OBRA QUE ME DISTE QUE HICIESE.” (Juan 17:4)

Y las últimas palabras que brotaron de los labios de Jesús previo a inclinar su cabeza y entregar su espíritu al Padre en la cruz fueron: “CONSUMADO ES” (Juan 19:30)

No sé si Marylin alguna vez pensó o fue animada por otra persona a cambiar de trabajo; pero lo que sí sé es que para ella su trabajo ha sido (y sigue siendo al momento de escribirse este artículo) una fuente de inspiración y motivación más allá de la compensación monetaria y de los beneficios que ha recibido por el mismo.

¿Tiene usted la misma actitud hacia su trabajo secular o ministerio en su iglesia que ha tenido Marylin durante sus últimos 50 años de vida?

¿Refleja lo que usted hace, que lo está “haciendo para la gloria de Dios”? (1 Corintios 10:31)

(Continuará)

Gracia y Paz

Sergio

“Amigo de Jesús”