Reflexiones Cristianas Diarias Escondiendo La Luz

«Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa» (Mateo 5:14, 15).

Una chica, de una bella casa, tuvo un encuentro con Cristo y, por muchos años, testificó fielmente de su Señor. Cierto día ella fue invitada para visitar algunos parientes que ella no conocía y que nunca había visto. Resolvió que no hablaría de Jesus y ni de cosa alguna de su vida cristiana.

En el día en el que estaba se acercando para volver a su casa, una señora elegante, líder en la sociedad, mientras estaba caminando sola a su lado, preguntó, de repente:

«¿Dónde está su hermana? ¿por qué ella no vino? Yo hablo de su hermana religiosa. Vine porque supe que ella vendría.

Estoy enferma y siento mi vida totalmente vacía. Me gustaría conversar con una persona realmente cristiana». Avergonzada, la chica confesó que no tenía ninguna hermana.

¿Hasta cuando continuaremos escondiendo la luz de Cristo que debía estar encendida en nuestras vidasí ¿Hasta cuando continuaremos siendo cristianos entre cuatro paredes — apenas en el templo? ¿Hasta cuando tendremos que , avergonzados, oír alguien decir: «¡Usted ya tiene Cristo en el corazón, yo no sabía!»

Nada puede alegrar más nuestra vida que mostrar la sonrisa de la salvación. Ninguna actitud puede traer más regocijo que compartir las bendiciones recibidas de nuestro Señor.

Hablar de Cristo, contar Sus grandes hechos, ayudar alguien sin esperanzas a encontrar ánimo para salir en busca de grandes conquistas es el mayor placer de todos los cristianos.

Cuando escondemos la luz de Cristo, perdemos la bendición, impedimos otros de recibir bendiciones y entristecemos el corazón de Dios por no derramar todas las bendiciones que tiene listas para todos.

Si usted ya tuvo la experiencia de un encuentro con el Señor, no se esconda… deje la luz de Dios brillar a través de usted.