Devocional Diario – Dios hace su mejor trabajo en la Cueva
Por Robin Dugall

David dejó Gath y escapó a la cueva de Adullam—
1 Samuel 22:1

El desaliento es una emoción común en nosotros y es uno de los grandes enemigos en la vida de los seguidores de Cristo. Es un enemigo del control personal y de nuestra visión. Es un cáncer que nos quita totalmente el entusiasmo y alegría. Pero también es una prueba, porque mide cómo respondemos al desaliento cuando las cosas no van bien, se convierte en uno de los desafíos más importantes que más de alguna vez debemos enfrentar siendo personas que amamos y seguimos a Jesús.

Durante el reinado del rey Saúl, un profeta de Dios, Samuel, ungió al joven David. Incluso antes de que él fuese el rey, las personas del reino se enamoraron inmediatamente de David. Todo lo que él tocaba se volvía oro. Él fué victorioso ante uno de los enemigos más temidos por Israel, Goliat. Cuando el rey Saúl tuvo fuertes problemas emocionales, David estuvo allí para confortarlo. Si había alguien a quien en todo le iba bien, ese era David. Parecía que nada pudiera salir mal en su vida.
Entonces, una a una, las cosas cambiaron para él.

Examina este listado de pérdidas que le ocurrieron a David:

Él perdió su trabajo. Él fue de pastor de ovejas a guerrero aclamado y luego a fugitivo.
Él perdió su popularidad, estatus e ingresos.
Él perdió a su esposa cuando el rey Saúl se la dio a otro hombre.
Él perdió a su mentor cuando Samuel murió.
Él perdió a su mejor amigo Jonathan.
Él perdió su casa. La Bíblia nos dice que él se fué de Gath, y escapo a la tierra de los enemigos de Israel.
Después de todo esto que David atravesó, él terminó en la cueva de Adullam. ¡Él esperaba un palacio pero consiguió una cueva! Esto era Devastador!

¿Esta cueva te suena como un lugar que tu has visitado antesí La Cueva es donde tu vas cuando todo lo que te sostiene se va; cuando de repente, las cosas no resultaron como tu esperabas. Quizás has perdido tu empleo, tu seguridad financiera, a tu esposo(a), tu sueño de una vida familiar, a tu mentor, a un amigo o tú salud. Todos hemos estado allí. La verdad es que tarde o temprano, cada uno pasa por situaciones serias que te conducen a la cueva.

Pero, La Cueva es donde Dios hace algunos de sus mejores trabajos. Dios nos amolda y nos forma en la cueva más que en ninguna otra parte. Cuando te encuentres en la cueva, yo te animo a que le des la bienvenida. ¿Por qué? Porque cuando lo único que tienes es a Dios, te puedes dar cuenta inmediatamente de que El es lo único que realmente necesitas. «Nunca sabrás que Jesús es todo lo que necesitas, hasta que Jesús sea todo lo que tienes.» Él puede transformar el desaliento en ánimo. Él transforma el miedo en confianza. Él es capaz de darte nueva vida aún en las circunstancias más desesperantes. ¿Estas en La Cueva? Busca a Jesús.