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La juventud desesperada
Hace algún tiempo unos jóvenes hacían una manifestación en las calles de París; sus chaquetas de cuero llevaban inscritas estas palabras: «No future» (No hay porvenir). Su semblante, sus actitudes y los estribillos que gritaban mostraban claramente la profundidad de su desilusión.
Por desdicha, esta desesperación no sólo provoca manifestaciones. A veces conduce a las personas más sensibles o frágiles al suicidio, el cual constituye, para los menores de 35 años de edad, la principal causa de mortalidad en Occidente. ¿Qué muestra tal situación sino el fracaso de todo lo que las generaciones precedentes se forjaron como ilusionesí Éstas creyeron que la prosperidad material, los progresos de la tecnología y los descubrimientos científicos les traerían la felicidad. Algunos también fundaron sus esperanzas en las ideologías. Pero todo lo que parecía prometer felicidad, desarrollo, paz y liberación condujo a que hubiera menos empleo y al relajamiento de las costumbres.
La sociedad actual está sin porvenir. ¡Ah, si aceptara considerar el plan de Dios para el hombre! Pero éste se está apartando de Dios aún más que sus antepasados.
Tenemos que hacer una pregunta a los creyentes: ¿Hemos transmitido el secreto de la verdadera vida? Si no lo hemos hecho, ¿no somos en parte responsables de la desesperanza de esta juventud?
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