Reflexion – Tornillos con Óxido

«Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado» (Salmos 51:1, 2).

James Stewart escribió: «Señor, aquí estoy. Quiero mucho tenerlo en mí, pero, mi fe es muy pequeña. Olvidé como orar. Soy apenas una criatura común, material. Yo intenté abrir la puerta para que tu pudieses entrar, pero, Señor, existe un óxido acumulada de años en los tornillos.
Solo Tu puedes hacer eso por mí. Atraviese. Quiebre esa cerradura oxidada y entre en mi corazón.»

¿Hace cuánto tiempo estamos caminando lejos del Señor? ¿Hasta que punto el mundo material ha dominado nuestras vidas haciéndonos dejar a Dios de lado? ¿Cual ha sido nuestra prioridad espiritual? ¿O no nos ha importado la espiritualidad?

Cuando olvidamos Dios en nuestras actividades diarias, perdemos la verdadera alegría, perdemos la paz que solo Él nos puede dar, perdemos el amor a nuestros hermanos y a los perdidos, perdemos la capacidad de ver la belleza de jardines floridos, perdemos la esperanza de ver brillar el sol después un día de tempestad. El canto de los pájaros por la mañana desaparece; la brisa suave del fin por la tarde se muestra ausente; no hay más motivos para una ancha sonrisa.

Si Dios no está haciendo más parte de nuestras vidas, es la hora de un gran cambio. Si nuestros ojos están cerrados para las cosas espirituales, éste es el momento de abrirlos. Si las puertas benditas de Dios están trancadas por nuestra indiferencia, clamemos por Él para que venga destrancarlas para nosotros.

Aún hay tiempo para alterar ese escenario. Si las bisagras de la puerta de nuestra dicha están oxidadas, dejemos que el Señor las limpie y pase el aceite de su unción en los tornillos. Se abrirán con facilidad y jamás se volverán a oxidar nuevamente.