Reflexiones Diarias – Pidió Limones Y Recibió Limosnas

«Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda» (Hechos 3:3, 6).

El predicador estaba visitando la casa de un de los miembros de su iglesia. Durante la cena, una pequeña niña, hija menor del dueño de la casa, se dirigió al ministro y habló:
«Yo oí lo que usted predicó hoy». «¿Oyó ?» preguntó el predicador. «me diga, entonces, ¿sobre lo que fue mi sermón hoy?» «Habló sobre un hombre que pidió limones y recibió limosnas». (Nota: La historia es traducida. El predicador habló sobre un hombre pidiendo «limosnas» , y la pequeña niña entendió limones «

A pesar de nuestra ilustración ser chistosa, por la confusión de palabras de la chica, nos lleva a una reflexión seria. Muchas veces pedimos un algo a Dios y parece que Él no nos atiende. Ni nos damos cuenta de que Él contestó, sí, pero de otra manera. Ni siempre lo que buscamos de Dios es el mejor para nosotros. Y Él sabe cual nuestra real necesidad. El cojo de la puerta del templo pordioseaba, pero, lo que recibió fue muy mejor de lo que una simple moneda. Podía ahora andar, trabajar, ganar su sostén, y vivir de forma abundante y feliz. Él no recibió lo que pidió, sin embargo, empezó a dar glorias a Dios por la grande bendición alcanzada.

¿Cómo reaccionamos cuándo Dios no nos da lo que pedimosí
¿Hemos comprendido que Él nos ama y que su respuesta es siempre la mejor posible? ¿Hemos colocado nuestra voluntad en plan inferior a la voluntad del Señor? ¿Nos Hemos sometido a Su dirección, creyendo que es el camino más apropiado para una vida plena de conquistasí

Muchas veces perdemos un largo tiempo aguardando una bendición de Dios cuando ella ya vino y de forma mejorada.
Todos los ingredientes necesarios para nuestra victoria están a nuestra frente y continuamos murmurando por la falta de respuesta. Y solo qué nos queda es abrir los ojos espirituales y ver las grandes maravillas del Señor… y saltar de alegría… y vivir.