Los Cristianos, La Paja y la Viga en el ojo ajeno
¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo. Mateo 7:3-4.
«¡Hipócritas!». Aunque muy bondadoso, Jesús pronunció varias veces esta palabra. Esto debe llamar nuestra atención, porque todos estamos inclinados a la hipocresía, pero Jesús quiere liberarnos de ella. Mediante la conocida imagen de la paja y la viga, el Señor muestra la falsedad con que tan fácilmente nos comportamos unos con otros. Esta hipocresía no es propia de cierta clase social o cultura, sino que se encuentra en todas partes. Como lo dice un proverbio africano: «El mal es como una colina. Cada uno se mantiene sobre la suya y muestra a la otra con el dedo».
La imagen de alguien que quiere quitar la paja del ojo de su hermano, mientras una viga estorba y oscurece su propia visión, es de las más elocuentes. Por otra parte, a menudo lo que señalamos en los demás son nuestras propias faltas, y juzgarlas en el prójimo no arregla nada. Además, esto nos priva del arrepentimiento y, en consecuencia, de la liberación.
Si Jesús denuncia nuestra disposición a criticar y a ser hipócritas, no por eso nos recomienda ser indiferentes. Un cuerpo extraño en el ojo es una causa de sufrimiento y peligro. Pero cuando he sacado la viga de mi ojo, es decir, cuando he reconocido ante Dios mis faltas y con su fuerza las he abandonado, puedo ayudar a mi hermano, quitándole la paja. Entonces lo haré no para justificarme, sino por amor, ese amor que Dios derramó en nuestros corazones por el Espíritu Santo (Romanos 5:5).
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