Reflexiones Cristianas – Confianza Personal

«El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia» (Juan 10:10).

«Debemos recibir de la dádiva del perdón de Dios, esto es, necesitamos aceptarlo individualmente. Aunque él sea una oferta universal, no tiene efecto en la deuda del pecado de un hombre o de una mujer sino en los que, personalmente,ponen su confianza en Cristo. Es como un cheque que nunca es cobrado; es como un comprobante de un regalo que nunca es buscado; es como una cuerda de rescate que es ignorada por una persona que está se ahogando.» (Charles Stanley)

Muchas veces pasamos nuestros días en angustia y sufrimiento solamente porque no nos adueñamos del perdón de Dios a través de Cristo, en la cruz del Calvario. Lamentamos los errores del pasado, lloramos por los chascos enfrentados en el camino, nos entramos en depresión por viejas frustraciones que ya debían haber sido olvidadas, cerramos nuestros corazones por qué fulano nos aquejó, porque mengano nos degradó, porque pasamos por un amigo que no nos saludó.

Parece que aceptamos, sin luchar, las mentiras y engaños del demonio. Él tiene por objetivo destruirnos y siempre hará de todo para sacar nuestra paz. Pero, no somos del mundo y ni del demonio. Somos de Cristo, de nuestro amado Salvador. Él perdonó nuestros errores, apagó nuestros chascos, nos curó de las frustraciones, sustituyó todo las heridas por un amor genuino, verdadero, eficaz. Perdonamos a todos que, un día,nos hirieron, porque fuimos perdonados de todos nuestros pecados. Estamos libres de condenación, estamos libres de tristezas, estamos libres de la vida mediocre y apagada.

Jesús vino a dar nos vida con abundancia. Eso significa que nada podrá sacar nuestra alegría, nada podrá desviarnos de la presencia de Dios, nada podrá impedirnos de, con el Señor Jesús, llegar al Cielo de gloria y a la eternidad.

¿Usted ya se adueñó del perdón de Diosí ¡Entonces, sonría! ¡Viva!

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