Haz de Jesús el centro de tu vida

«AL SEÑOR HE PUESTO SIEMPRE DELANTE DE MÍ.» (Salmo 16:8)

La vida de Frank Lauback se empezó a desmoronar cuando se vinieron abajo sus planes para trabajar con el pueblo maranao en Filipinas. Tras perder tres hijos por culpa de la malaria, su esposa lo dejó, llevándose el hijo que les quedaba. En desesperación, Lauback subió a un monte para buscar a Dios. Y escribe:

«Mis labios empezaron a moverse, y era como que Dios hablaba por mi boca, diciendo: ‘Has fracasado porque no amas de verdad a esta gente. Te sientes superior. por ser blanco. Olvídate del color de tu piel, piensa únicamente en cuánto yo los amo y ya verás cómo ellos responden.’ Reaccioné diciendo: ‘Señor, no sé si has hablado por mis labios pero sé que esas palabras son verdad. Mis planes se han desmoronado. Vacíame de mí mismo, toma posesión de mi vida, pon tus pensamientos en mi mente.'» Desde ese día Lauback decidió vivir centrado en la presencia de Dios.

Más adelante, este hombre escribe acerca de dos claves:

a) la doble visión: «No veas a los demás como son, sino como Dios los ve»

b) la resolución de problemas:

«Tendrás mucha más claridad de mente si incluyes a Dios en tus pensamientos. Pon una silla extra cuando vayas a comer, como recordatorio de que Él está presente. Coloca una imagen de Jesús o unos versículos bíblicos en un lugar que veas al acostarte y al levantarte. Haciendo esas pequeñas cosas cambiarán, sin duda alguna, las perspectivas para el día.» Decía el salmista: «Yo siempre te tengo presente; si Tú estás a mi lado, nada me hará caer» (Salmo 16:8 Traducción en lenguaje actual). Lo que acapare tus pensamientos será la influencia dominante de tu vida. Frank Lauback llegó a escribir varios libros, dirigir programas mundiales de alfabetización y ser asesor de reyes y presidentes. Pero su mayor logro fue que aprendió a poner a Jesús en el centro de su vida.