La Palabra de Dios ¡Escúchala y Obedece!

«Y LE HE DADO TIEMPO PARA QUE SE ARREPIENTA, PERO NO QUIERE ARREPENTIRSE…» (Apocalipsis 2:21)

Pablo dijo a la iglesia de Éfeso: «Jamás he vacilado en predicar ante vosotros y enseñaros…, cuanto pudiera seros de provecho» (Hechos 20.20 CST). El cirujano te salva la vida cortando lo que está atacando tu cuerpo, y la Palabra de Dios hace lo mismo. Una de las advertencias a la iglesia de Tiatira fue: «Yo le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación. Por tanto, yo la arrojo en cama; y en gran tribulación a los que adulteran con ella, si no se arrepienten de las obras de ella» (Apocalipsis 2:21-22). Si te acercas al borde de un precipicio, alguien que te quiera bien tratará de detenerte. ¡Pues nadie te ama más que el Señor! Sin embargo, no puedes seguir haciendo oídos sordos a sus advertencias.

El Padre recibió al Hijo Pródigo de vuelta a casa, pero éste perdió su herencia. Cada día que vives añades ladrillos al edificio de tu vida. ¿Qué estás edificando? Llegará el momento en que tengas que enfrentarte al Trono del Juicio de Cristo. Pablo lo describe así: «…La obra de cada uno, sea la que sea, el fuego la probará. Si permanece la obra de alguno que sobreedificó, él recibirá recompensa. Si la obra de alguno se quema, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego» (1 Corintios 3:13-15). Es posible que tus amigos no le den mayor importancia a tu desobediencia. Pero Dios, que sabe la seriedad de tu pérdida eterna, te «acosará» para que te arrepientas mientras todavía estés a tiempo. Hoy, si Dios te está revelando algún asunto que no está en orden en tu vida, ¡escúchale y obedece!