Cristiano alégrate por los demás

«GOZAOS CON LOS QUE SE GOZAN…» (Romanos 12:15)

Según William Barclay: «Es más difícil alegrarse del éxito de alguien, si eso conlleva una decepción para nosotros, que compadecernos de su dolor… Únicamente cuando hayamos crucificado nuestro yo, podremos alegrarnos de los triunfos de los demás igual que si fueran los propios.»

La casa de Karen Ehman llevaba veinte meses en venta cuando una amiga le llamó y le dijo que la suya se había vendido en veinte días. Ehman comenta: «Aunque me alegré por ella… también sentí cierta envidia… con esa mentalidad mezquina mía que aparece cuando Dios responde la oración de alguien, pero la mía parece quedar sin responder o es demorada. Cuando era niña, me daban envidia los niños que venían de un hogar con padre y madre… en el instituto tenía envidia de la apariencia de las otras chicas y de sus ropas bonitas… yo era normalita, y aunque tenía muchos amigos, ningún chico estaba enamorado de mí. En la facultad, envidiaba a las chicas cuyas oraciones por un príncipe azul parecían ser respondidas… Una vez casada, tuve que enfrentarme al dolor de un aborto y de una maternidad frustrada… Me ponía la sonrisa en la cara y asistía a otra fiesta ofrecida a las embarazadas. La cura para la envidia no es fácil, pero cuando buscas a Dios, Él te revelará cosas que tú no comprenderías de otra manera (Jeremías 33:3).

En lugar de implorarle que se venda mi casa, que se lleve mi dolor y que corrija a mis hijos, necesito pedirle que me ayude a ver lo que no aprendería si contestara mis peticiones y a discernir las cualidades que quiere desarrollar en mí. Dios va a responder a nuestras oraciones como a Él le plazca, a fin de que lleguemos a ser más como Su Hijo.»

Escribe Pablo: «Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran» (Romanos 12:15). Para ser más como Cristo, tienes que saber hacer esas dos cosas.