Dios es digno

«Pase lo que pase, compórtense de una manera digna del evangelio de Cristo. De este modo, ya sea que vaya a verlos o que, estando ausente, sólo tenga noticias de ustedes, sabré que siguen firmes en un mismo propósito, luchando unánimes por la fe del evangelio y sin temor alguno a sus adversarios.» Filipenses 1:27 (NVI)

Definiciones de diccionario de la palabra Digno: Se aplica a la persona que tiene respeto y buena estima de sí misma y merece que se lo tengan las demás personas. Que se corresponde con las cualidades, virtudes o modos de comportamiento de una persona o cosa.

Es notable como Dios nos demanda una actitud especial para enfrentar la vida cotidiana. Y el estándar de calidad que nos define es bien alto. Debemos hacerlo como es digno del evangelio de Cristo. Una orden precisa, pero difícil de cumplir.

Por eso es que Pablo se toma un momento para aclararnos que es lo que espera Dios de nuestra actitud. Y que toma en consideración para evaluar como digna nuestra manera de comportarnos. Y lo ejemplifica en tres pasos:

Primer paso, estar firme con un mismo propósito de mantener la santidad en medio de una sociedad corrompida y contaminada. ¿Te es sencillo estar en el colegio, el tu trabajo, en tu barrio, en tu casa? ¿No sentís la guerra espiritual y todo te marcha bien? ¡Alerta!, estás demasiado contaminado, sos un flan espiritual que se acomoda al contexto. ¡Si a Cristo lo persiguieron, insultaron y desecharon ¿por qué a vos te quieren y te felicitan?! Tal vez porque sos igual que aquellos que te rodean. No estás firme. Digno es el que resiste, porque es diferente.

El segundo paso es luchar unánime. Es la búsqueda de la unidad de la Iglesia. No es pensar todos lo mismo ni ser idénticos a los demás. Pero si es unirse en una lucha generalizada. No somos el llanero solitario, Dios nos llamó a formar parte de un cuerpo. Y ese cuerpo se compone de muchos miembros distintos. Si no te llevas bien con algunos miembros de tu iglesia, el problema no está en la iglesia. ¡El problema sos vos! Digno es el que soporta las diferencias, porque lucha por la unidad.

Finalmente, uno es digno cuando no teme. Cuando está seguro que lo que hace está aprobado y bendecido por Dios y puede actuar con libre conciencia. NO es la demencia de un desquiciado, ni el orgullo de un necio. Es la confianza que Dios le da a sus hijos para actuar con a libertad del Espíritu.

REFLEXIÓN – ¿Sos digno?

Un gran abrazo y bendiciones

Dany