Como Establecer límites en la Vida Cristiana. Parte 3

«…COMO UNA CIUDAD CON LAS MURALLAS DESTRUIDAS.» (Proverbios 25:28 NTV)

Barreras penetrables. Las personas equilibradas saben cuándo tienen que proteger su espacio personal y cuando dejar que otros entren; eso sí, sin manipularlas ni dominarlas. Son conscientes de cuándo hay que aceptar algo y cuándo rechazarlo. Pero aquéllos con barreras penetrables dejan que otros entren en sus vidas cuando les apetezca, que les absorban su tiempo y sus energías, decidan por ellos y les impidan entablar otras relaciones. Son incapaces de decir que «no» y permiten que aquellos a quienes ayudan les hagan sentirse obligados, culpables, o les lleven a creer que son indiferentes, o «poco» cristianos si se niegan a cumplir algunas de las demandas impuestas. Hacen lo imposible, al igual que sus familiares y amigos, para cumplir las interminables demandas de esos «usuarios» irresponsables que dan la sensación de ser impotentes antes situaciones desesperadas. Y al ayudarlos, creen que están haciendo lo debido.

Pero tanta ayuda hace mella en la persona y hasta la puede conducir a una sobrecarga emocional, física, social y espiritual. Mientras tanto, el que recibe la ayuda se hace cada vez más dependiente, irresponsable, desagradecido y con derecho a abusar; a veces incluso se ofende con los esfuerzos del primero. Las personas con barreras penetrables no se dan cuenta de que llevan la señal de «Abierto» escrita en sus frentes, atrayendo hacia sí una avalancha de personas con necesidades de las que se sienten responsables. Parece que llevaran encima el peso del mundo, y se sienten extenuadas, agobiadas, incompetentes y culpables, al creer que es culpa suya que no puedan hacer más para arreglar las cosas. Pero en última instancia se sienten «utilizados». «Una persona sin control propio es como una ciudad con las murallas destruidas» (Proverbios 25:28 NTV). Debes entender lo siguiente: No podrás tomar las riendas de tu vida mientras estés agobiado y te creas responsable de la vida de otros. Márcate unos límites y vive la vida que Dios te ha dado.