Alegría en el caminar cristiano

«…YO HE VENIDO PARA QUE TENGAN VIDA… EN ABUNDANCIA» (Juan 10:10)

Sucede a veces que tras conseguir algo por lo que hemos luchado, no sentimos la satisfacción que esperábamos. Mirando hacia atrás, nos damos cuenta de que la mayor alegría no fue el objetivo logrado sino el crecimiento experimentado en el camino. El científico Koichi Tanaka describe este fenómeno, el cual es fruto de la grata persecución de un sueño. Hablando de su investigación, mientras buscaba crear un ion con láser, Tanaka expone: «Durante semanas y meses fracasé, hasta que por fin logré crear un ion. ¿Por qué seguí con el experimento? Porque me agradaba. Me resultaba divertido llegar a conocer algo que no se conocía; ese sentimiento, un tanto lúdico, me hizo persistir.» Su persistencia lo llevó a ganar el Premio Nobel de química. Tú también tienes el potencial para descubrir cosas hermosas en la vida, y la mejor de todas es saber más acerca de Dios y de ti mismo.

Un formador profesional comentaba: «La persecución de mi sueño me ha sacado de lo cómodo y lo conocido, ha transformado mi forma de pensar, me ha dado confianza y ha confirmado el propósito de mi vida. La persecución del sueño y el crecimiento personal están tan entrelazados que ahora me pregunto: ‘¿Fui yo quien formó este sueño o el sueño me formó a mí?'» Cuando tu mente acepta nuevas ideas o aprende nuevas verdades, eres cambiado para siempre. Y una vez que te has expandido, no puedes volver al tamaño anterior. Cuando sucede eso, experimentas la verdadera satisfacción. La escritora de literatura infantil Elizabeth Coatsworth afirmó: «Cuando sueño, no tengo edad.»