Crecer como líderes. Parte Cuatro
«OYE … YO TE ACONSEJARÉ…» (Éxodo 18:10)
Es tu responsabilidad como líder asegurarte de que se lleve a cabo la labor encomendada. Pero a medida que se incremente el volumen de trabajo, tendrás que buscar a personas capacitadas para asumir nuevas responsabilidades; si no lo haces, te estancarás. ¿Qué nos impide encontrar a los candidatos idóneos y delegarles las tareas apropiadasí
1) Las heridas del pasado. Si alguien nos decepcionó, por ejemplo, nos cuesta volver a confiar en otros.
2) El orgullo. No queremos que nadie, aparte de nosotros, se lleve los honores.
3) El perfeccionismo. No estamos dispuestos a aceptar ningún riesgo mientras alguien con potencial aprende las exigencias del trabajo. Por consiguiente, no se amplía la visión y el proceso se estanca.
Moisés tuvo los mismos problemas con el pueblo de Israel. Y así fue como los resolvió: «Entonces el suegro de Moisés le dijo: No está bien lo que haces. Desfallecerás del todo, tú y también este pueblo que está contigo, porque el trabajo es demasiado pesado para ti y no podrás hacerlo tú solo. Oye ahora mi voz: yo te aconsejaré… Preséntate tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios…. Escoge tú de entre todo el pueblo a hombres virtuosos… y ponlos sobre el pueblo como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez. Ellos juzgarán al pueblo en todo tiempo; todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así se aliviará tu carga, pues ellos la llevarán contigo. Si esto haces… todo este pueblo irá en paz a su lugar. Oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que él le dijo» (Éxodo 18:17-24).
Si quieres ser un buen líder, ¡sigue este ejemplo!
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