«…PROCURAD TAMBIÉN SOBRESALIR EN ESTA GRACIA DE DAR» (2 Corintios 8:7 CST)
El verdadero dar. Parte 2
Nuestro ofrendar debería estar regido y motivado por el agradecimiento a lo que Cristo ha hecho por nosotros. Escribe Pablo: «…Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza fuerais enriquecidos» (2 Corintios 8:9). Es importante comprender lo generoso y bondadoso que es Dios con nosotros, puesto que muchos de nosotros no damos más que las sobras; si nos queda algo después de pagar las facturas y de haber gastado todo lo que queremos, entonces lo damos. Pero aunque ofrendes un millón de euros, si eso son tus sobras, ¿has dado lo mejor? (Malaquías 1:6-14). Algunos son «dadores de segunda mano». Estos reciben un regalo que no quieren, lo vuelven a envolver y se lo dan a otra persona. Hay quienes tienen armarios llenos de esa clase de regalos. Y esa es la actitud que muchos tenemos al dar a Dios –¡Y es un insulto!
En el Nuevo Testamento no encontramos a predicadores que suplicaban a la gente, que vendían artículos o que hacían todo un espectáculo para levantar fondos para la obra de Dios. Lo que encontramos es gente como los macedonios que respondieron a la gracia de Dios, porque entendían y amaban al Dios que servían. Toda la creación de Dios tiene la capacidad de dar. Él creó al sol para que diera sol durante el día y a la luna y las estrellas para que brillaran por la noche. Creó las flores con semilla. Y Dios mismo es dador: «De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito…» (Juan 3:16). Cuando entiendes la gracia, las circunstancias pasan a segundo plano y tu dar no estará determinado por la relación deuda-ingresos, ni los índices financieros, ni los indicadores económicos ni tu nivel impositivo. No, ¡tu dar estará motivado por la gracia de Dios!
¿Te gustó este artículo?
Suscríbete a nuestro canal de YouTube para ver videos sobre temas bíblicos.
Visita nuestros cursos bíblicos.
Se miembro de nuestro ministerio y obten todos los recursos.