«TENEMOS… DIFERENTES DONES, SEGÚN LA GRACIA QUE NOS ES DADA…» (Romanos 12:6)

Cristiano sé libre del perfeccionismo. Parte 2

Escribió un autor cristiano: «Cuando una amiga mía tuvo su primer hijo, puso en práctica todos sus talentos profesionales para que la transición a ser madre fuera lo más fácil posible. Sus días seguían un programa rígido, cambiaba al niño a la hora, hacía las compras a diario y siempre sacaba tiempo para que hubiera una buena cena en la mesa cuando llegaba su marido. Mantuvo esta fachada de orden y control hasta que la tensión pudo con ella; un día se vino abajo. Empezó a dejar la casa en un caos completo, no se duchaba, no iba a la compra y cuando volvía su marido, le entregaba el niño sin cambiar… y no había ninguna cena en casa. ¿Qué hizo el esposo? Se arrodilló y gritó un elocuente ‘¡Aleluya!’, y luego abrazó a su esposa con efusión. «Estás de vuelta», declaró. Entre sus dones, aparte de ser una buena esposa, madre y profesional, estaban su sentido del humor, su alegría, su desparpajo y su autenticidad… cosas todas que el marido había echado de menos cuando su personalidad postparto cambió por completo».

Si estás intentando ser perfecto «con esfuerzos humanos» (Gálatas 3:3 CST), ¡no lo vas a conseguir! «Tenemos… diferentes dones, según la gracia que nos es dada…» (Romanos 12:6). Cuando procuras ser alguien distinto de la persona que Dios creó, acabas sintiéndote enfadado, frustrado e inútil. Dios nos dio diversos dones a propósito. Cuando entiendas eso, empezarás a poner en práctica tus talentos especiales. Recuerda que cada uno de nosotros es una obra en proceso, así que no seas muy estricto contigo mismo. En lugar de intentar ser perfecto, dale gracias a Dios por haberte hecho alguien único y especial.