«…EL QUE BEBIERE DEL AGUA QUE YO LE DARÉ, NO TENDRÁ SED JAMÁS…»   (Juan 4:14)

 Enamoramiento Cristiano: No te apresures en las relaciones. Parte 2

Todos queremos ser amados y apreciados por quienes somos. Y cuando eso no sucede en el tiempo que esperábamos, existe la tentación de meternos en una nueva relación, con el anhelo de que esta vez sí funcione. Un escritor dice: «No existe el Príncipe Azul que te seduzca y te haga sentirte bien. Aunque la primera parte del cuento parece ser muy buena, la Bella Durmiente se despierta para comprobar que su príncipe es una rana… No esperes que nadie te dé lo que únicamente tu Padre celestial puede darte. Lo que aportan los mortales, aun con las mejores intenciones, nunca podrá compararse con eso. Cuando pones tus esperanzas y tus ojos en alguien, acabarás desilusionado… Cuando entregas tu alma con el fin de alcanzar lo inalcanzable… el precio es muy alto y existe un gran peligro. No dejes que ningún deseo obsesivo te conduzca por el sendero de la desesperación… porque la obsesión es algo poderoso. Esta alimenta las fantasías y te hace comportarte locamente… No encontrarás amor hasta que te ames y respetes a ti mismo lo suficiente  para no tener que buscar tu valía en otras cosas u otras personas».                                                  

Cierto día Jesús se encontró con una mujer que se había casado cinco veces y en ese momento estaba con otro hombre. Entendiendo Jesús que la necesidad de la mujer no era un nuevo hombre sino una relación con Dios, le dijo: «…El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás…» (Juan 4:14). Jesús vio su necesidad, más allá de su pecado, y le devolvió su valía. En resumen: solamente el agua que te da Jesús podrá calmar la sed de tu alma.