«¿NO HIZO ÉL UNOS? ¿Y POR QUÉ UNO? PORQUE BUSCABA UNA DESCENDENCIA PARA DIOS.» (Malaquías 2:15)

La razón primordial de Dios para el matrimonio no es:

(1) el sexo

(2) juntar dos sueldos

(3) poder ser invitados a más fiestas

(4) mayor desgravación fiscal

(5) criar hijos bien adaptados, educados, y llenos de éxito. No, en la mente de Dios el matrimonio debe ser el punto de partida para poblar el mundo de personas que le sirvan.

Reflexiona: esa pequeña criatura que duerme cuando estás despierto y está despierta cuando duermes … tiene unos pulmones que podrían impedir oír el ruido de un Concorde, cuya cara es fácil de olvidar porque te pasas mucho tiempo cambiándole los pañales… es tu mayor campo de misión.

Es como una carrera de relevos. El triunfo no está basado en lo bien que tú corres individualmente, sino en cómo pasas el testigo.
Sólo cuando se cuente la historia de las futuras generaciones se sabrá si «ganaste» o «perdiste». David dice: «Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud… Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad, y tu potencia a todos los que han de venir…» (Salmo 71:17,18).

¡No permitas que el testigo se te caiga! Que sea una meta para ti criar hijos que tomen tu legado de fe y lo lleven más allá de donde tú lo llevaste jamás. Madre, padre, Dios os pregunta hoy: ¿Vais a cumplir mi plan para vosotros, pasando el legado de santidad y verdad a la generación que arrullas en tus brazos o juega a tus piesí

¡Vaya reto!