«…EL PADRE TALES ADORADORES BUSCA QUE LE ADOREN.» (Juan 4:23b)

¡Justo lo que Dios está buscando, verdaderos adoradores!

Los hombres pensaban que era un entretenimiento para pasar el rato. Las mujeres la veían como una amenaza y la despreciaban. Pero Jesús está en el negocio de la «rehabilitación». Él busca tesoros entre la basura; y ella era justo lo que estaba buscando. A esta mujer redimida y con una nueva comisión se le concedieron dos privilegios negados a los demás: Fue la primera persona de la historia que presentó el evangelio en Samaria. Los discípulos habían ido allí y volvieron con un saco de provisiones. Ella fue – ¡y volvió con una cosecha de almas! Ella tuvo impacto. ¿Por qué? ¡Porque el mayor testimonio de todos es una vida que no puede explicarse sin Dios!

Fue la primera persona a quien Jesús se presentó a sí mismo como el Mesías. ¿Por qué no lo hizo antes cuando llamó a sus discípulos, o cuando fue bautizado por Juan, o cuando se enfrentó a la autoridad religiosa de entonces al limpiar el Templo, o cuando hizo su primer milagro o incluso cuando tuvo esa famosa entrevista con Nicodemo cuando le dijo: «Debes nacer de nuevo» (Véase Juan 3:3)?

La Biblia no lo dice, pero una cosa está clara: A Dios le encanta coger a los perdidos, los últimos, los menos importantes y los de más baja posición para hacer de ellos algo hermoso. Él los invita a venir y ser restaurados totalmente.

¿Por qué no vienes tú también? No tienes nada que perder, excepto:

(a) la carga de tu pasado;
(b) el vacío de tu presente;
(c) las perspectivas tristes de un futuro sin Dios.

Hoy, Él te dice: «…el que bebiere del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás» (Juan 4:14).