«NO SE TURBE VUESTRO CORAZÓN…» (Juan 14:27b)

Te estás haciendo daño a ti mismo

Muy a menudo usamos nuestra fe para intentar eliminar cosas con las que no nos sentimos bien, o que no nos gustan, en lugar de usarla para sobrellevar la tempestad con calma. Jesús dijo: «No se turbe vuestro corazón…» (Juan 14:27b). ¡Te estás haciendo daño a ti mismo! El único poder que la preocupación tiene sobre ti es el que tú le das. ¡No permitas más que las circunstancias roben tu paz en cada paso que das!

Jesús reprendió a sus discípulos porque perdieron la paz en la tempestad (Ver Marcos 4:40). Él no perdió la calma; estaba dormido en la parte trasera de la barca. ¿Dónde te encuentras hoy? ¿Descansando con Jesús en la popa, o angustiado con los discípulos en la proa? El temor se apodera de nosotros cuando:

(1) ¡Nos olvidamos de lo que Dios nos ha dicho! Escucha: «Pasemos al otro lado» (Marcos 4:35b). Una vez que Jesús pronunció esas palabras, no había ola lo bastante alta para anegarlos. ¿Qué te ha dicho el Señor? Cada vez que hagas eso, puedes estar seguro que no te vas a hundir.

(2) ¡Nos olvidamos de quién va en la barca con nosotros! Los discípulos preguntaron el uno al otro: «¿Quién es éste, que aun el viento y el mar le obedecen?» (Marcos 4:41b). El Señor ha permitido esta tempestad para enseñarte que:

(a) No tienes ningún problema que Él no pueda resolver.

(b) Tal vez sientas que eres impotente ante esta situación, pero Él sí puede cambiarla.

(c) Mediante esta experiencia vas a llegar a conocerle de una manera como nunca antes lo habías conocido.

Así que hoy, ¡no se turbe tu corazón!